Recuerdan a Pedro Armendáriz Jr.


Faran_3

Amigos y compañeros de Pedro Armendáriz Jr., recordaron ayer al actor en una misa organizada por la producción de la telenovela «La fuerza del destino», melodrama que representó el último trabajo en televisión del fallecido actor.

Por NATALIA CANO MEXICO / Agencia AP

Los actores Manuel Ojeda, Jesús Ochoa, Tiaré Scanda y Laisha Wilkins, así­ como el cineasta y director de escena Benjamí­n Cann, fueron algunos de los asistentes a la ceremonia religiosa organizada por la productora Rosy Ocampo, que se realizó en el Foro 15 de Televisa San íngel, al sur de la Ciudad de México.

Visiblemente afligidos, los actores y personal de la producción de «La Fuerza del Destino», protagonizada por Sandra Echeverrí­a y David Zepeda, lamentaron la partida de Armendáriz y se dijeron sorprendidos por la muerte del primer actor, quien falleció el lunes a los 71 años, ví­ctima de un cáncer en el ojo, en el hospital Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York.

«Definitivamente su muerte nos tomó por sorpresa a todos, incluso nosotros no nos enteramos de nada mientras grabábamos ‘La fuerza del destino’… Jamás lo vi decaí­do, siempre lo vi en perfectas condiciones, por eso nos sorprende tanto su fallecimiento», explicó Ocampo, en declaraciones a la prensa.

La productora contó que en septiembre pasado, tras su trabajo en «La fuerza del destino», invitó a Armendáriz para que se uniera al elenco de «Por ella soy Eva» pero que éste rechazo el proyecto argumentando que pronto iniciarí­a un tratamiento médico, sin darle otros detalles. Ocampo supone que se trataba de las quimioterapias a las que fue sometido para combatir el cáncer.

Ocampo dijo que la coincidencia de que el actor y su padre, Pedro Armendáriz, murieran en Estados Unidos radicó principalmente en que Pedro Armendáriz Jr., habí­a viajado a Nueva York dí­as antes para atenderse en una de las clí­nicas con mayor prestigio en tratamiento del cáncer ocular.

Por su parte, Jesús Ochoa, con quien Armendáriz Jr. trabajó en la pelí­cula «La ley de Herodes» de 1999, y diez años después en la puesta en escena «Los lobos», se mostró muy afligido y se refirió a él como «un padre y una madre a la vez».

«Desde el principio, su muerte es un shock emocional tremendo, pero después te sientes más desprotegido. Pedro era como papá y mamá de todos, y regañón en ambos casos, pero también conciliador… Era una persona que sabí­a luchar por los demás», comentó Ochoa con la voz entrecortada.

El actor destacó el hecho de que Pedro Armendáriz Jr., haya sabido enaltecer el nombre de su padre, un astro de la época de oro del cine mexicano.

«Trató de vivir con mucha dignidad el legado de su padre, y en muchos terrenos superarlo, era muy generoso como ser humano», dijo Ochoa.

«A Pedro no le hubiera gustado ver a sus amigos y compañeros rezando y llorando. Seguramente le habrí­a gustado que lo despidiéramos tomando tequila, así­ es como hay que recordarlo, con alegrí­a, así­ era él», apuntó Benjamí­n Cann.

El primer actor Manuel Ojeda, amigo por muchos años de Pedro Armendáriz Jr., también lo recordó como una persona optimista, trabajadora, irónica y solidaria.

«Era un hombre con positivismo por la vida, seguramente vivió muchas cosas en su niñez… debe ser difí­cil ser hijo de una estrella. Dejó su carrera como arquitecto y triunfó en la actuación. Es una ausencia que no podremos llenar a corto plazo, era un gran hombre, noble, buen amigo», dijo Ojeda.

Nacido en la Ciudad de México el 6 de abril de 1940, Pedro Armendáriz Jr. se convirtió en un icono de la televisión y el cine mexicano, y durante varias décadas fue una de las estrellas de Televisa.

Tuvo una prolí­fica carrera, que incluye más de 140 pelí­culas. En su camino como actor, compartió créditos con destacadas figuras de Hollywood como Jane Fonda en «Gringo Viejo» (1989) y su compatriota Salma Hayek en «Once Upon a Time in Mexico» (2003).

Se espera que los restos de actor sean trasladados de Nueva York a México esta misma semana.