Recuerdan a monseñor Romero


Una mujer sostiene un afiche de monseñor Romero, quien ayer cumplió 29 años de su asesinato. FOTO LA HORA: AFP JOSí‰ CABEZAS

Centenares de salvadoreños entonando cánticos participaron en una procesión que recorrió la capital ayer para conmemorar el vigésimo noveno aniversario del asesinato del arzobispo í“scar Arnulfo Romero, considerado «La voz de los sin voz».


Un niño permanece cerca de una pancarta que ilustra el rostro del Arzobispo. FOTO LA HORA: AFP JOSí‰ CABEZAS

La jornada de aniversario se inició con una misa concelebrada por sacerdotes en la capilla del hospital para enfermos de cáncer La Divina Providencia, en el sector noroeste de la capital, donde al atardecer del 24 de marzo de 1980, Romero fue abatido por un francotirador contratado por la ultraderecha.

«Que la sangre que fue derramada en esta iglesia haga que todos seamos hermanos y que estemos en paz», exclamó uno de los sacerdotes en la misa.

Con camisetas negras o blancas con la imagen de Romero y con la inscripción «Pastor y mártir nuestro», los feligreses tras participar en la misa iniciaron una procesión hasta la plaza El Salvador del Mundo, donde se encuentra una estatua del extinto arzobispo.

Al pasar frente al edificio donde se encuentra la Embajada de Israel, a un costado de la plaza, algunos asistentes a la procesión arrojaron una veintena de zapatos viejos contra el inmueble, en un gesto de repudio.

La peregrinación fue encabezada con una gigantesca pancarta de Romero y los presentes, además de entonar cánticos, escuchaban por medios altoparlantes fragmentos de las últimas homilí­as del pastor.

Uno que otro participante en la procesión mostraba pequeñas pancartas del presidente electo Mauricio Funes, que bajo la bandera de la ex guerrilla izquierdista puso fin a 20 años de gobiernos de la derecha en los comicios del 15 de marzo.

Funes ha prometido que dedicará su mandato a trabajar por los «pobres y vulnerables» para honrar a Romero.

«Monseñor tu sueño se cumplió, el pueblo se liberó al fin del yugo de la represión», decí­a una pancarta que portaba Romelia Alfaro, de 68 años, quien llegó desde el poblado periférico de San Antonio Abad.

Otra de las seguidoras del extinto arzobispo, Marí­a Bernarda Velásquez (58), llegó desde el poblado de Candelaria, en el centro del paí­s, con una canasta de frutas tropicales que fue presentada como ofrenda durante la misa.

«Recuerdo las homilí­as de nuestro pastor en la radio YSAX, porque denunciaba las injusticias con su vibrante voz. No lo podemos olvidar», declaró Velásquez.

Otras personas mostraban piedras pintadas de color dorado, como señal de rechazo a la contaminación de la minerí­a metálica que compañí­as transnacionales pretenden ejecutar en el norte y este del paí­s.

Este martes, centenares de salvadoreños desfilaban por el llamado Centro Histórico Monseñor Romero -un pequeño museo- que muestra el dormitorio y objetos personales del pastor y que se convierte en el principal punto de atracción de niños y jóvenes que desean ver las modestas habitaciones en las que viví­a el religioso, en un área verde del hospital de cancerosos.

Pero el sitio de las mayores peregrinaciones fue la cripta de la Catedral de San Salvador donde están los restos del arzobispo y que son representados con un monumento de bronce que tiene un punto rojo a la altura del corazón donde le penetró la bala asesina.

Una comisión de la Verdad, creada por la ONU en 1993, culpó como autor intelectual del asesinato de Romero, al mayor del ejército y lí­der derechista Roberto D»Aubuisson, quien un año antes murió de cáncer.