Recuerdan a Maradona


Hace 25 años, Diego Armando Maradona llegó en fichaje al FC Barcelona.

«En el Barí§a, Diego Maradona empezó a ser más que un ’pibe’ habilidoso», afirmó hoy César Luis Menotti en una entrevista en El Periódico en ocasión al 25 aniversario de la firma de su contrato con el FC Barcelona.


En la extensa entrevista, realizada en Buenos Aires, vestido con la camiseta del Barcelona, en su despacho, Menotti también habló de su compatriota Lionel «Leo» Messi, de quien sostuvo que, futbolí­sticamente, «es más catalán que argentino».

En Barcelona, Maradona «dejó de ser el pibe habilidoso y comenzó a transformarse en un futbolista que se cuestionaba sus errores, que querí­a aprender para ser el mejor. Era muy joven, pero tuvo la suerte de llegar a un Barcelona donde habí­a grandes jugadores que lo ayudaron mucho en su formación», declaró.

Menotti admitió que «nunca habí­a visto a un Maradona en un pico tan alto de rendimiento», como en Barcelona, pero después «vinieron la hepatitis y la lesión en el tobillo», lamentó y dijo que si no se hubiese lesionado, «lo hubiéramos ganado todo».

En cuanto al actual í­dolo de la afición barcelonista, Leo Messi, Menotti dijo que el joven delantero argentino «cuenta con la ventaja de que se formó en el Barcelona. Como futbolista, es más catalán que argentino. La gente lo respeta, lo quiere, hizo toda su carrera ahí­. í‰l no nació en Boca y lo llevaron a Barcelona a resolver los problemas del Barí§a…»

Menotti recordó el paso de Maradona por Barcelona, «una ciudad especial» para el í­dolo argentino aunque dijo que «por su estilo de vida él (Maradona) estaba más cerca de Nápoles, una ciudad más barrial».

«Me parece ?puntualizó? que en Barcelona sufrió mucho porque es una ciudad más elitista. Pero si no se hubiera lesionado, se hubiese quedado toda la vida…», reveló.

Al responder sobre lo que Maradona aportó al Barí§a, Menotti dijo que cuando llegó le dijo: «Te voy a pedir un favor: si quieres que esto salga bien, quiero que seas el primero en llegar y el último en irte. Porque era un vestuario muy especial. Y Diego siempre se quedó. Y se quedaba jugando solo, siempre buscando la magia, los misterios de la pelota para mejorar»…

En Barcelona se vio el mejor Maradona porque «Diego fue un gran profesional», que concidió con el alemán Bernd Schuster, «uno de los más grandes futbolistas que yo dirigí­, un futbolista en el gran sentido de la palabra, no como los de hoy, que son futbolistas de la jet set, de la moda, que se meten en el arte y en la polí­tica…»

«Nunca vi a Maradona entrenando tan bien como en el Barcelona», añadió.

Cuando tuvo que pronunciarse sobre lo mejor que vio hacer a Maradona, Menotti respondió que «para mí­, el gol que marcó contra Inglaterra con la selección argentina era un gol previsible. En Barcelona hacia jugadas que no eran previsibles. Hací­a maravillas. Fue un futbolista que se propuso ser el mejor».

«Insisto, en Barcelona Maradona dejó de ser el pibe habilidoso y se empezó a transformar en un futbolista que se cuestionaba sus errores, que querí­a aprender para ser el mejor», como Cruyff, Platini, Di Stéfano.

Todas estas figuras eran jugadores «que entendieron el juego colectivo. No como Ronaldinho» (…), que «está esperando que le llegue la pelota para hacer una magia, que desaparece en la elaboración del juego», que parece «que no se siente cómodo trabajando para el equipo», lamentó.

«Y esto es grave. Justamente todos los que nombré fueron grandes por lo contrario», concluyó.

Fichaje cósmico

El 29 de mayo de 1982, el intermediario Josep Marí­a Minguella –por delegación del entonces presidente del Barcelona, Josep Lluis Nuñez– cerró el traspaso futbolí­stico más largo y caro hasta entonces: el del joven argentino Diego Armando Maradona.

El «pibe» habí­a sido descubierto por «el Pelucas, uno de los delanteros más letales que tuvo el Barí§a, que hací­a de ojeador», recordó el martes El Periódico.

Una tarde de octubre de 1978, El Pelucas, acompañado por el vicepresidente Nicolaus Casaus (casualmente nacido en Mendoza, hoy fallecido) «quedaron maravillados del juego de ese chaval que, pocos años después, se convertirí­a en uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos», recuerda Jordi Tió, convertido en «historiador» del gran pase.

Maradona llegó a Barcelona el 4 de junio de 1982 y firmó un contrato por 30 millones de pesetas (243.186 dólares) por temporada, cuatro millones (32.425 dólares) más de los que ganaba el alemán Bernd Schuster y cuatro menos que el técnico alemán Udo Lattek, con el que Maradona nunca tuvo buena relación.

El fichaje se cerró tras tres «frenéticos dí­as en Buenos Aires» y los representantes del Barcelona tuvieron que luchar para poner de acuerdo a las cinco partes: Argentinos Juniors, Boca Juniors, los abogados de ambos clubes, la Asociación de futbolistas argentinos y Jorge Cyterszpiller, mánager del jugador.

«Nos tendrí­an que hacer un monumento. Este fichaje revitalizará el fútbol y evitará que haya crisis», dijo el entonces presidente Nuñez.

Maradona, el dí­a de su presentación, se definió como «un muchacho casero, amante de la familia y al que no le gustan las cosas raras…».