Recordando las cartas atómicas


Nils Bohr, el fí­sico danés es considerado precursor de la fí­sica quántica, contribuyó a la fisión del átomo y fue uno de los padres de la bomba atómica, sin él buscarlo y sin formar parte del proyecto Manhattan impulsado por los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.

Doctor Mario Castejón
castejon1936@hotmail.com

En el esfuerzo para encontrar un arma de destrucción durante la Alemania de Hitler trabajaba el fí­sico alemán Werner Heissenberg, aunque nunca lo reconoció oficialmente. La relación entre estos dos fí­sicos notables motivó al autor Michael Freyn a producir la obra teatral Copenhagen, estrenada simultáneamente en Londres y Broadway en 1988. El guión de la obra como muchas historias de la historia presenta vací­os y verdades a medias. Bohr y Heissenberg obtuvieron el Premio Nobel de Fí­sica, uno en 1922 y el otro en 1932. Heissenberg fue protegido de Bohr en los años 20 cuando éste obtuvo el Nobel y vivió en el Instituto Nils Bohr de Copenhagen. Entonces no era un cientí­fico reconocido internacionalmente como Bohr, sin embargo, tanto Nils Bohr como su esposa Margareth lo trataron como a un hijo. Años más tarde Heissenberg radicó en Berlí­n y se convirtió en una luminaria del nazismo al obtener el Premio Nobel de Fí­sica. Su tesis precursora de la fí­sica quántica planteaba el principio de indeterminación según el cual no era posible conocer simultáneamente variables como la posición, el impulso y la energí­a. Se convirtió en uno de los consentidos de Hitler y trabajó junto al arquitecto Albert Speer, ministro de Armamento.

En 1941, ya bajo dominio nazi Heissenberg visitó a Bohr en Copenhagen y de ese encuentro surgió un distanciamiento profundo entre alumno y maestro. Bohr, un apasionado del género epistolar, dejó más de 5 mil cartas y 500 manuscritos, muchas de ellas iban dirigidas a Heissenberg y sirvieron para confirmar las diferencias que habí­an surgido entre los dos cientí­ficos. Las cartas de Bohr a Heissenberg son las llamadas Cartas Atómicas que motivaron la obra teatral de Freyn. En ellas Bohr destaca que Heissenberg lo visitó esa vez, para invitarlo a participar en el proyecto nuclear nazi dirigido a la construcción de una bomba atómica, ya que según Heissenberg, Alemania iba a ganar la guerra. Cuando se conoció el contenido de las cartas de Bohr en donde éste hací­a referencia al motivo de la visita de Heissenberg, en 1941, éste descalificó a Bohr negándolo y diciendo que Bohr no tení­a entonces ningún conocimiento de los avances en la fisión del átomo, por lo tanto él no podí­a haberlo tomado en cuenta para participar en un proyecto de esa naturaleza. Su visita, dijo Heissenberg fue la de un alumno a su maestro para plantear el dilema moral ante la guerra. Por su parte, Bohr en una de las cartas en respuesta a su antiguo alumno menciona que él desde 1938 conocí­a que se podrí­a obtener una bomba atómica a través de dos isótopos de uranio, lo cual habí­a dado a conocer en una Conferencia en Birmingham en 1939. Bohr reconoce que en 1941 su discí­pulo quiso ayudarlo. Cuando en 1943, el Centro de Investigación fue confiscado por los nazis y él tuvo que huir de Copenhagen, Heissenberg ayudó para que el Centro fuera devuelto a la Universidad.

Nils Bohr murió en 1962, Heissenberg le sobrevivió hasta 1976. Después de aquel encuentro en Copenhagen en 1941, discí­pulo y maestro nunca volvieron a verse y la comunicación quedó interrumpida porque Nils Bohr nunca envió las cartas que quizás podí­an haber motivado un reencuentro y fueron dadas a conocer años mas tarde.

Los responsables de la construcción de la primera bomba atómica, los fí­sicos Julius Oppenheimer y Enrico Fermi, ambos refugiados de guerra se basaron en los trabajos de Bohr. También otro refugiado escapado de Alemania, Albert Einstein vislumbró claramente las consecuencias aterradoras de la fisión del átomo en la construcción de una bomba. Al postular la Teorí­a de La Relatividad.

Nada sabí­a de Nils Bohr y Werner Heissenberg, mucho menos de las cartas atómicas, Paul Tibbets, el joven piloto de un avión B29, cuando el 6 de agosto de 1945 lanzó sobre Hiroshima la primera bomba atómica bautizada como Fat Boy. La bomba fue el resultado del trabajo de los cientí­ficos del Proyecto Manhattan que les ganaron la carrera en la construcción del arma atómica a los cientí­ficos de Hitler. La explosión esa mañana de agosto generó una temperatura de 6000 grados centí­grados, murieron 70 mil personas y 180 mil quedaron con quemaduras de por vida, Hiroshima desapareció del mapa.

NOTA:

Frente al mercado de la zona 5 este pasado domingo dos policí­as municipales con cara de felicidad se dedicaban a dejar multas de Q500 a los conductores de modestos vehí­culos parqueados frente al mercado, después del mediodí­a. Se aglomeró una gran cantidad de gente indignada y escuché a uno decir: «Ustedes se están ganando el odio del pueblo; sus jefes les ordenan llevar dinero a la Municipalidad, dinero que va a parar a los fondos secretos del Alcalde».

Al ver la cara y las actitudes de los transeúntes pensé en los castigos desproporcionados so pretexto de educar a la gente y que solamente generan odios. Me vino a la mente aquella frase latina: vox populi, vox Dei