Reconocer la dignidad del otro


El 12 de octubre los pueblos originarios, las organizaciones campesinas, sociales, populares y polí­ticas guatemaltecas, conmemoraron con protestas y movilizaciones en casi todo el paí­s el Dí­a de la Resistencia Indí­gena, Campesina y Popular que concluyó en tragedia. En las marchas participaron varios miles de personas, pero la que se llevó a cabo en la ciudad capital dejó tres ví­ctimas atacadas con arma de fuego, una de ellas fallecida, se trata de ílmer Orlando Boror Zet de 19 años y los heridos son, Obdulio Raxón Zet de 14 y Celso Esteban Castellanos Orellana de 52, todos participantes en la marcha y originarios de la aldea Los Ramos, San Juan Sacatepéquez.

Factor Méndez Doninelli

Las protestas campesinas iniciadas desde temprana hora, provocaron caos vehicular. Esto sorprendió e incitó la desesperación de algunos automovilistas que se conducí­an a sus labores cotidianas. En apariencia un exaltado piloto desenfundó su arma de fuego y sin miramientos disparó hacia la humanidad de los manifestantes, con el saldo antes señalado.

Las demandas de las organizaciones campesinas se resumen en el siguiente pliego: Reforma agraria, cancelación y retiro de empresas de explotación minera, cese de la represión, esclarecimiento del asesinato de lí­deres campesinos y liberación de campesinos detenidos. También solicitan la solidaridad de otros paí­ses hacia el tema ambiental y reiteran la solicitud a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala CICIG de investigar los grupos armados privados, en especial, los que operan al servicio de los finqueros y terratenientes.

El ataque ocurrido en contra de los manifestantes, pone al descubierto la conducta prepotente que exhibe quien anda armado, que se comporta con absoluto desprecio por la vida de las personas y que le vale un comino la ley, es una conducta reiterada, resultado de la cultura de violencia que impera en el paí­s. Sostengo que en Guatemala la violencia y la impunidad caminan de la mano.

Hemos perdido el respeto que de forma natural debe existir entre los seres humanos que nos apreciamos de ser civilizados, eso significa ser humanos, tolerantes, aunque habrá quienes crean que se puede ser instruido pero intolerante. Debemos ser capaces de reconocer la existencia y la dignidad que tiene el otro(a). Darnos cuenta que todas las personas a nuestro alrededor, de forma cotidiana, sea en el espacio familiar, social, laboral, escolar, religioso, gremial, deportivo, polí­tico, comunitario o cualquier otro, son personas, seres humanos igual que todos nosotros, por tanto, merecedores del respeto a su dignidad, en tanto seres pertenecientes a la especie humana.

Las movilizaciones y protestas no son inéditas, tampoco caprichosas, tienen un sentido, el de exigir respeto a sus derechos, a sobrevivir en medio de condiciones adversas, falta de oportunidades y sobretodo ausencia de polí­ticas gubernamentales dirigidas a resolver los históricos problemas sociales derivados de la marginación, la exclusión, la desigualdad, el racismo, la discriminación. A este escenario tradicional e histórico, se agrega el aumento del hambre, la desnutrición crónica infantil y la desigual distribución de la riqueza.

Hoy se conmemora a nivel mundial el Dí­a de la Alimentación, una ocasión para recordarle a los gobernantes que deben impulsar polí­ticas y decisiones acordes a la situación nacional en materia de seguridad alimentaria. Es decir, polí­ticas para atacar las condiciones estructurales que mantienen las actuales condiciones de vida deprimentes, sobre todo de los trabajadores del campo. Doy la razón a las protestas campesinas, urge la ley de la reforma agraria.