Los sexagenarios y septuagenarios, incluidos quienes se niegan a ser considerados «ancianos», tienen a la mano varias medidas precautorias para evitar males graves por el calor que asfixia a medio Estados Unidos esta semana, señalaron especialistas.
CHICAGO / Agencia AP
Las personas mayores de 65 años tienen una alta propensión a resentir las consecuencias de un calor extremo, aunque sean personas sanas y activas. La sensación de bienestar físico nunca es una garantía absoluta contra las secuelas de las elevadas temperaturas, de acuerdo con diversas encuestas.
Una menor presencia de agua en las personas mayores puede contribuir a aumentar el riesgo de padecer un golpe de calor u otros problemas. Además, los cerebros de los ancianos no pueden percibir con precisión los cambios en la temperatura, y las personas en consecuencia podrían no reconocer con facilidad la sensación de sed.
Una manera de reducir las muertes relacionadas por el calor entre las personas con al menos 65 años sería que siguieran las recomendaciones hechas a los ancianos contra el calor. Según un estudio federal, el 40% de los decesos relacionados con el calor ocurre entre las personas en ese rango de edad. Incluso la investigación mostró que las personas mayores de 65 años creen que las advertencias no son para ellos, porque no se consideran «viejos».
Don Worden tiene 79 años y es un gran aficionado al tenis. Le gusta jugar dobles a la intemperie en Chicago, incluso en una temperatura de 32 grados Celsius (90 Fahrenheit) como la que ha sofocado al centro-norte del país esta semana.
«No le pongo mucha atención a esas» advertencias, afirmó Worden. «Sigo en muy buena forma, y creo que (las advertencias) no son para mí».
Worden dijo que bebe mucha agua y que dejaría de jugar si comenzase a sentir efectos del calor, «pero eso no ha pasado».
Scott Sheridan, que estudia los efectos del calor y el clima en la Universidad Estatal de Kent, indagó la manera en que los mayores de 65 años ven las advertencias sobre el calor. En su estudio del 2006 entre más de 900 personas, descubrió que alrededor del 70% sabían del aviso de que debían beber mucha agua en los días muy calurosos, evitar las actividades sin techo y permanecer en un ambiente con aire acondicionado. Pero solamente la mitad dijo que atendía el aviso.
El doctor William Dale, jefe de geriatría en el Centro Médico de la Universidad de Chicago, señaló que cualquier anciano tiene menos reservas de agua que los jóvenes y tiene una mayor propensión a deshidratarse.
La cantidad de agua en el cuerpo disminuye con la edad, de aproximadamente 80% en los adultos jóvenes a casi 55% o 60% para los octogenarios, indicó Dale.
Los médicos advierten también sobre los efectos adversos que tienen ciertas medicinas características entre los ancianos en los tiempos de calor extremo. A manera de ejemplo, advirtieron, los diuréticos para la presión sanguínea alta puede aumentar la micción, y también el riesgo de deshidratación.