Recomiendan cautela por caso de rehenes


Operativo. En Afganistán se ha incrementado la vigilancia de la población, ante el secuestro de un grupo de surcoreanos.

El caso de los rehenes surcoreanos en Afganistán debe ser enfrentado con cautela por Washington, presionado por Seúl para que actúe, pero con pocas opciones viables para forzar una solución aceptable, comentaron analistas a la AFP.


«No veo muchas opciones tentadoras, salvo quizá tratar diplomáticamente de enseñar a los surcoreanos lo difí­ciles y potencialmente contraproducentes que serí­an opciones como una misión de rescate o el pago de un rescate», indicó Stephen Biddle, experto del Consejo de Relaciones Exteriores.

Al menos 23 jóvenes evangelistas surcoreanos, entre ellos 16 mujeres, fueron secuestrados el 19 de julio en la ruta entre Kabul y Kandahar. Los talibanes, que exigen la liberación de un número equivalente de sus detenidos en prisiones afganas, ya ejecutaron a dos de los rehenes.

Los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y Afganistán, Hamid Karzai, descartaron ceder a esas exigencias en una reunión en Camp David (Maryland, este).

«Estados Unidos ha estado trabajando lo máximo posible con los gobiernos afgano y coreano urgiendo a que los rehenes sean liberados. No habrá retribución, los talibanes no pueden ser envalentonados por esto», señaló el portavoz de Seguridad Nacional Gordon Johndroe.

En Corea del Sur, se han multiplicado los llamados para persuadir a Estados Unidos de usar su influencia en este caso.

Christopher Hill, secretario adjunto de Estado para Asuntos de Asia del Este y el Pací­fico, ha aseverado que Washington no tiene planes para una intervención militar, mientras que los talibanes han amenazado con matar a todos los rehenes si se intenta una acción así­.

Según Stephen Biddle, «una misión de rescate será extremadamente difí­cil de poner en práctica». «Hay riesgo de que asesinen a los rehenes, hay riesgo de que mueran civiles afganos y riesgo de bajas entre el grupo de rescate».

La dificultad de esa operación primero será localizar el lugar dónde están los secuestrados y luego determinar si sus guardianes están fuertemente armados, dijo el experto.

Es muy probable que los talibanes tengan a los rehenes en una zona poblada y que se defiendan ferozmente si son atacados, estimó Biddle.

Los talibanes anunciaron el martes que podrí­an liberar a las mujeres si son puestas en libertad igual número de afganas presas, según ellos, en bases de la Otan y Estados Unidos en Afganistán.

Hasta este momento, habí­an exigido del gobierno de Kabul la liberación de un número igual de combatientes talibanes hombres.

Hamid Karzai declaró el fin de semana durante su visita a Estados Unidos a la cadena de televisión CNN que hará todo a su alcance «pero sin que se estimule la toma de rehenes».

Kabul criticó fuertemente a Washington por haber aceptado en marzo el intercambio del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo por cinco jefes talibanes. Posteriormente, el presidente aseguró que nunca cambiarí­a prisioneros.

El pago de un rescate tampoco se vislumbra posible. Según Biddle, «es una polí­tica de corto plazo: si recompensas una toma de rehenes, no te desharás del problema (…) a menos que todos los extranjeros abandonen Afganistán, lo que es poco probable».