Un recluta ruso apaleado por sus superiores y arrojado a una jaula con perros falleció por las heridas sufridas en esta novatada salvaje ocurrida en el norteño cosmódromo ruso de Plesetsk, donde realizaba su servicio militar, anunciaron fuentes castrenses ayer.
«El soldado Serguei Sinkonen, de 21 años, falleció debido a un traumatismo craneal en el hospital de Mirny» el lunes, cerca del cosmódromo de Plesetsk, declaró a la AFP Alexei Zolotujin, portavoz de las fuerzas espaciales.
«Es la primera vez que un recluta muere como consecuencia de una novatada» en las fuerzas espaciales rusas, unas unidades de élite del ejército, agregó.
Según el ministerio de Defensa, dos oficiales ebrios, entre ellos el comandante de la unidad, propinaron una paliza a Sinkonen y a otro recluta, Vadim Dzgoyev, el pasado 14 de agosto por la noche.
La brutal novatada es objeto de una investigación oficial. La versión de la prensa local asegura que los dos soldados enfurecieron a sus superiores al ausentarse de la unidad sin permiso, por lo que fueron encerrados en una jaula con perros que, según el diario Komsomolskaya Pravda, no llegaron a tocarlos.
En cambio, Maksim Smirnov, portavoz del municipio de Petrozavodsk, que envió una delegación al lugar de los hechos para investigar el incidente, asegura que «la jaula de los perros estaba vacía».
El colega del fallecido, Dzgoyev, ha tenido más suerte y fue dado de alta en el hospital el pasado 20 de agosto, según el portavoz Zolotujin.
Según la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, los maltratos físicos, las humillaciones, las palizas y las violaciones en el ejército y la marina rusos son del factor desencadenante de cientos de intentos de suicidio y de miles de deserciones anuales.
Por el contrario, las autoridades militares, apoyándose en sus estadísticas, afirman que los actos violentos mortales contra los soldados han retrocedido, con siete muertes entre enero y julio de 2007, frente a las 17 registradas en el mismo período de 2006.