El otro día conversaba con don Rufino, un sanmartineco que gracias a su trabajo logró montar un pequeño negocio en Nueva Jersey. Su empresa se dedica al envío de remesas, mismas que han llevado desarrollo a la comunidad de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango.
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Con cierta preocupación aseguraba que las cosas en los Estados Unidos ya no son como las de antes. Existe persecución y ahora con el resfriado económico que enfrenta la nación más poderosa del mundo, los efectos de la desaceleración de su economía se comenzarán a sentir en las naciones que ya se volvieron dependientes -aún más- de ella.
Esa desaceleración, o como los gurús de la economía ya se atrevieron a llamar «recesión» ha empujado la pérdida de empleo y reducción de las percepciones salariales de los migrantes trabajadores. En esta cadena, hay que tomar en cuenta que entre menos empleo, menos remesa y por consiguiente menos Producto Interno Bruto para Guatemala.
Si ese resfriado empeora, el popular dicho de que «cuando Estados Unidos se resfría al resto del mundo le da pulmonía», se irá sintiendo, como lo hemos sentido ya.
Guatemala, como el resto de países que nos rodean, no tiene una economía fortalecida y, por su vulnerabilidad a los movimientos externos, el pato siempre se paga con un precio alto.
Nosotros y nuestros vecinos dependemos tanto del intercambio comercial con Estados Unidos, que cuando baja su consumo e inversión disminuyen las exportaciones hacia ese país golpeando a nuestros productores.
En el caso especial de los migrantes, hay que tomar en cuenta lo que representa el envío de remesas para los países centroamericanos y para América Latina en general. En los últimos 15 años subieron seis veces sobrepasando los 60 mil millones de dólares, en Latinoamérica. Años mozos para las economías «emergentes».
Guatemala nunca tuvo políticas para el buen aprovechamiento de las divisas generadas por los migrantes, es más, ellos únicamente han sido vistos como cifras y estadísticas, más no como un grueso aportador de ingresos y, sobretodo, vistos como guatemaltecos que merecen la misma atención de todos.
Para nadie es ya un secreto que los tiempos que se viven en Estados Unidos no son los mejores. El empleo se vuelve escaso y las deportaciones van en aumento.
Somos vulnerables, sin duda alguna, de lo que pasa en la economía de la región. Talvez, los más vulnerables. Caerá el PIB, seguirá la inflación, el desempleo y las faltas de oportunidades.