Rebelión carece de apoyo


Una mujer sostiene un cartel para una solución defintivia

Lí­der rebelde Nkunda no cuenta con el apoyo unánime de tutsis congoleños.


El lí­der rebelde Laurent Nkunda se presenta como el protector de los tutsis congoleños pero no es aceptado por todos en el seno de su comunidad y su acción aviva las tensiones étnicas en el este de la República Democrática de Congo (RDC), consideran los expertos.

Laurent Nkunda se «ha esforzado por reforzar la paranoia de los tutsis» con referencias permanentes a las violencias antitutsis y a la inminencia de un genocidio, después del ocurrido en 1994 en la vecina Ruanda, explica un informe de International Crisis Group (ICG).

Y pese a que muchos tutsis desaprueban sus métodos violentos, algunos «han visto en él un garante de sus seguridad en caso de que estallen nuevos combates intercomunitarios».

Sin embargo, no ha habido importantes actos de violencia de los rebeldes hutus ruandeses de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) contra los tutsis congoleños en los últimos años en la provincia de Kivu Norte donde opera Nkunda.

Para su lucha, Laurent Nkunda afirma contar con el apoyo de todos los tutsis de la RDC. Pero en la realidad, éstos están muy lejos de formar una comunidad homogénea. Se separan en dos grandes familias -tutsis de Kivu Norte y Banyamulenge en la provincia vecina de Kivu Sur- con decenas de clanes a menudo rivales.

En Kivu Norte, Nkunda cuenta con un fuerte respaldo entre los tutsis, según todos los observadores.

El lí­der rebelde es también muy popular entre las decenas de miles de refugiados tutsis congoleños que vivien en campos en las vecinas Ruanda y Uganda.

Ví­ctimas de la inseguridad en sus paí­ses, a menudo radicalizados, estos refugiados son la principal fuente de alistamiento a las filas de la rebelión del Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo (CNPD).

Este apoyo es menos marcado en la mesta del Masisi, en el oeste de Kivu Norte, donde los tutsis locales, denominados bagogwe, son tradicionalmente rivales de sus hermanos de Rutshuru, señala una fuente de la ONU.

Estas divergencias se encuentran también en el seno del CNPD, donde predominan los tutsis de Rutshuru. El jefe de estado mayor de la rebelión, Bosco Ntaganda, encarna esta contestación interna y une en torno a sí­ a los descontentos.

«Nkunda no cuenta con la unanimidad entre los tutsis de Kivu Norte, lejos de ahí­», constata el presidente de la sociedad civil de la provincia, Jason Luleno, que considera que estos últimos «son rehenes» del jefe rebelde.

En Kivu Sur, donde el odio contra los tutsis es tradicionalmente mucho más vivo, «Nkunda no tiene por el momento casi ningún apoyo entre los Banyamulenge», señala Enock Sebineza, ex diputado de esta región y él mismo de etnia tutsi.

«Actualmente, los Banyamulenge intentan vivir en paz en sus tierras de las Altas Mesetas. Si Nkunda inflama el Kivu Sur, esto sólo creará nuevos problemas a nuestra comunidad», señala Sebineza.

«Nkunda no sirve en absoluto a los tutsis, a los que pone en conflicto con las otras comunidades», juzga Cyprien Biringigwa, presidente de la sociedad civil de Kivu Sur.

«La acción de Nkunda pone en peligro los intereses de los tutsis congoleños que pretende proteger», acusa.