El Gobierno del presidente Felipe Calderón retoma con fuerza el Plan Puebla Panamá, propuesta de ocho países mesoamericanos para fortalecer la integración de la región e impulsar el desarrollo. Con el padrinazgo de México, fue no de los grandes proyectos del presidente Vicente Fox quien sabía que en buena medida debía negociar una apertura comercial hacia el Norte y abrir otra puerta al desarrollo de su propio país en el sur con la posibilidad de otros beneficios al integrarse el resto de la región.
Ese corredor de desarrollo desde Puebla en el Este de México hasta el Darien en Panamá, fronterizo con Colombia, es la meta. Concebido inicialmente con un paquete de ocho mil millones de dólares, se trata de un corredor que a través del desarrollo favorezca a la inversión y lleve de la mano a Centroamérica y al Sureste de México al mundo globalizado, cosa que ya vimos exitosa con el ejemplo de China. Con un país con millones de pobres se beneficia promoviendo el comercio, la protección del ambiente, el turismo y la educación, creando con el recurso humano privilegiado una estructura para el desarrollo.
A propósito de China en una interesante exposición el periodista Andrés Oppenheimer decía que en China hay todavía 800 millones de pobres, pero el crecimiento económico anual del nivel del 10% sostenido, hace que cada vez aumente la clase media emergiendo de la pobreza y demandado más artículos suntuarios al aumentar su capacidad económica. Decía Oppenheimer que en Beijing hay más de 70 mil líneas de construcción y en sus calles circulan 12 mil Mercedes y 60 mil Audis. La GLOBALIZACIí“N para China ha sido un regalo del cielo. En la reciente reunión del BID celebrada en Guatemala se habló que el mejor indicador para los países en desarrollo es la expansión de su clase media. La clase media es el motor de las naciones, en donde radica su grandeza y de donde ha provenido siempre su riqueza y sus mejores hombres.
La visión desarrollista de Fox entre otras cosas para aliviar la presión del movimiento ZAPATISTA en Chiapas y de la región indígena de Oaxaca, puede ser un modelo extensivo para los países centroamericanos con estructuras similares a los del Sureste de México, con algunas variables en Costa Rica y Panamá. Los proyectos básicos del PPP incluyen la construcción de hidroeléctrica, explotación de gas y producción petrolera, asentamientos de maquilas y agroindustrias, construcción de vías de comunicación, carreteras y ferrocarriles.
La región con su riqueza en recursos naturales es atractiva para la inversión multinacional aun cuando la mano de obra todavía es deficitaria en cuanto a su nivel de capacitación que lo requeriría un esfuerzo a la par. Por otra parte esa región integra una gran proporción de población de inmigrantes y desplazados que normalmente suben hacia el norte. En total hablamos de 116 millones de habitantes incluido naturalmente Centroamérica cuya mayoría vive en pequeñas comunidades que carecen de servicios básicos y aproximadamente el 20% de ella es población indígena.
Los Presidente de México, Colombia, y Centroamérica se comprometieron en la cumbre convocada por México a impulsar los programas de inversión conjunta en la región. Esto ante la presencia de Organismos Multilaterales de Cooperación y Asistencia Financiera: BID, BCIE, Corporación Andina de Fomento y la CEPAL, compromiso que debe ser honrado por el próximo gobierno. El ingeniero ílvaro Colom quien encabeza las encuestas debe conocer bien el tema por su experiencia de ocho años en Fonapaz.
Los opositores al Plan Puebla Panamá, opositores sempiternos manejando un discurso obsoleto argumentan entre otras cosas de la carestía del agua que podría darse con la construcción de hidroeléctricas para abaratar la energía y, además, que la explotación de gas y petróleo no va a beneficiar a los residentes en las comunidades, argumento y visión chata que si hubiera sido válida en el siglo XX estaríamos todavía moviéndonos en carretas y alumbrándonos con aceite de ballena o con ocote.
Hace unos días murió Wellington Amaya, médico y amigo, un loco por el atletismo. Allá por los años setenta vestíamos la camiseta amarilla de su equipo el WA. Corrimos en infinidad de competencias, ahora está preparando la Primera Vuelta al Cielo con un equipo en donde le ayuda otro querido colega y corredor ya fallecido: el doctor Alberto Flores, ambos son recordados con enorme cariño.