DE LA NOCHE A LA MAÑANA. Cualquier persona incluso con solo un dedo de frente sabe o conoce que de la noche a la mañana tiene una duración no mayor de doce (12) horas, entre la puesta y la salida del astro rey, también conocido como Sol; esto es, el período en que no hay luz solar y el amanecer o primeras horas del día.
Muy bien, excelente, qué bonito. Pero sucede que en dicho lapso, de la noche a la mañana, la mayor parte de la gente, incluidos funcionarios públicos, tiende a descansar, dormir, multiplicar la especie, etcétera, y no queda oportunidad para solucionar multitud de asuntos de urgencia nacional, que siempre están pendientes, y de ahí que todos los días del año se diga con aplomo y desparpajo que tal o cual asunto no puede, es imposible o resulta absurdo encontrarle resolución y arreglo de la noche a la mañana; lo cual, visto así, no deja de ser cierto, indudable, evidente.
En tal embarazo, ¿por qué no probar de la mañana a la noche, o sea invertir el tiempo disponible para buscar los dichosos mecanismos y encontrar y aplicar las soluciones a los diversos problemas? Si no se puede de la noche a la mañana, según repiten todos los días funcionarios y dignatarios, es probable que algo se logre de la mañana a la noche, nada se pierde con intentarlo, hacer la prueba, a ver que sale.
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DIPUTADOS. Representantes del pueblo desconocidos por el pueblo, que si el pueblo los conociera no serían sus representantes. (Esfínter de Crápula).
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DESPERTAR SOSPECHAS. Despertar y nacer es casi lo mismo, al menos en el campo de las sospechas. Aunque es imposible determinar la cantidad de sospechas que se mantienen en estado fetal, latente, dormidas, sobre los más variados y disímiles asuntos y materias de orden político-administrativo-judicial, por lo menos. Por eso es que un gobierno no sabe el cuidado que debe guardar para no despertar sospechas que es mejor si se mantienen dormidas. Una sospecha dormida es como si no existiera, pero una vez despierta por causas ajenas a ella, o sea provenientes de afuera, la cosa se pone seria, grave. Casi siempre una sospecha despierta procede a despertar a otra, en busca de más información y así encontrar mutuo apoyo en la cruel realidad de la vigilia. (Siempre es pertinente y recomendable para un gobierno aplicarles a las potenciales e inevitables sospechas un potente sedante o soporífero, sea natural (hierbas, etc.), de marca, o en forma de publicidad o propaganda oficial, lo cual hará que tarden o nunca lleguen a despertarse.)