Reabren la iglesia de Chichicastenango


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Después de cinco meses de restauración fue abierto nuevamente el templo católico de Chichicastenango, una construcción que data de 1540.

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Por Héctor Tecúm QUICHÉ / Agencia CERIGUA

Con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos  en Guatemala se cambió todo el piso del inmueble y se colocaron baldosas de barro, a un costo de un millón de quetzales, informó el coordinador técnico del proyecto, Juan Francisco Arévalo Mayen.

A decir de Arévalo, para respetar la  tradición ancestral fueron colocadas desde la puerta hasta el altar dos franjas que simulan huellas, como símbolo del camino sagrado de los Mayas, mientras que en el altar se dispusieron azulejos con el diseño de cinco soles, que representan el güipil de la mujer chichicasteca.

El barandal es de madera de cedro, con un diseño de petates, que en la localidad son un símbolo de unidad y comunión.

Al acto de apertura se hizo presente el viceministro de Desarrollo Cultural, Leandro Yax, quien dijo que de parte del Ministerio se apoyó este proyecto con personal calificado, a través de un grupo de restauradores experimentados, quienes tuvieron a cargo la realización de los trabajos, por lo que pidió a los pobladores resguardar este sitio sagrado, donde confluyen personas de todo el mundo y se genera el sincretismo cultural y religioso.

La representante de la Embajada estadounidense, Catherine Guerra, dijo sentirse muy satisfecha por ver concluida la primera fase del proceso de restauración y reiteró el apoyo para las demás fases; en la siguiente se restaurará el convento y luego de hará un cambio total del techo.

El sacerdote Tomás Racancoj, párroco de Chichicastenango, quien tuvo a su cargo abrir las puertas del tempo, dijo “Estamos de nuevo en casa” y agradeció a todos los que intervinieron en este proceso; centró su mensaje en la importancia de vivir en unidad y hermandad.

Más que la restauración de los templos se debe restaurar a la sociedad, corrompida por tantos males y dejar las envidias y las ambiciones, que dañan, concluyó Racancoj.