Como politólogo, una de mis pasiones es el estudio sistemático de los conflictos. Las sociedades en conflicto tienden paulatinamente a descomponerse hasta alcanzar niveles de violencia si las demandas que originan la problemática no son atendidas; aquí intervienen entre otros los factores sociales (capacidad de organización y reacción), los antropológicos (culturales) y los históricos. Al referirme a los factores, pero especialmente al cultural, no habrá que confundir el término con cultura de violencia, este a mi entender es un término inadaptado que no se corresponde con la realidad, no hay cultura en sí misma que sea violenta.
El empleo de la violencia como medio de acción política ha sido utilizado en situaciones extremas y es el resultante de la intolerancia y el rompimiento del proceso de negociación, es decir la antitesis de la violencia es la negociación, fuerza y razón contrapuestas. Esto ha quedado una y otra vez demostrado a lo largo de la historia de la humanidad. El estudio de las relaciones de poder (política) nos llevará indudablemente al análisis de los orígenes de la imposición por la fuerza (represión) y a su vez de la negociación política.
Los factores a los que quisiera referirme brevemente y por los cuales la violencia se enquistan en una sociedad como un cáncer suelen ser entre otros: a) el resultante del colonialismo; b) guerra; c) conflictos intersectarios; d) radicalización social o integrismo y e) el expansionismo del conflicto (factor externo).
Lo invito a que tome una muestra, sin sesgos, objetivamente, con juicio analítico de cualquier sociedad en conflicto y con síntomas de violencia -no olvide las fases de los conflictos: preconflicto, conflicto y posconflicto- inmediatamente constatara que los argumentos teóricos aquí expuestos se manifiestan de alguna manera en diferentes formas en diversas realidades.
Hace algunos años realizaba un análisis sobre los conflictos mundiales, me llamó poderosamente la atención la altísima conflictividad y violencia en realidades como la africana, llegué a contabilizar 19 focos de conflicto, partiendo del proceso de descolonización, imposición por la fuerza, luchas intersectarias, explotación, hambre, guerra, entre otros, esto me llevó a la conclusión que la violencia enraizada en las sociedades no es precisamente el resultante de la lucha por el poder, en algunos casos analizar y comprender estas realidades conlleva un estudio antropológico serio que entre otros analice el comportamiento de las sociedades sometidas a los factores que enraízan la violencia.
En conclusión, entender el fenómeno de la violencia es entender con claridad los factores que la motivan, en segunda instancia, las razones que lo dinamizan y en tercer lugar la antropología de los conflictos, no todas las sociedades responden de igual manera en un proceso de mediación, no todas las sociedades son susceptibles a recibir el mismo tratamiento, esta es una de las tareas más hermosas de la profesión del analista social, dimensionar la humanidad como un ente complejo y diverso, de lo contrario resolver conflictos sería como aplicar una fórmula numérica, que no es el caso.
*Politólogo con orientación en Relaciones Internacionales.