Termina hoy la carta que me enviara con Carlos García Muñoz sobre la infalibilidad del Papa, diciendo: «El Papa es infalible cuando determina o declara ex cáthedra la auténtica doctrina revelada. Pero fuera de esto -por ejemplo, si predice el tiempo- el Papa se puede equivocar como otro hombre cualquiera.»
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«Esto no significa que el Papa pueda sacarse los dogmas del bolsillo; sólo puede definir aquello que se encuentra en la Sagrada Escritura o en la tradición». (José Antonio Sayés, Razones para creer, Ediciones Paulinas).
Licenciado Marroquín a continuación el Padre Loring toma el ejemplo de Galileo para explicar ataques a la Iglesia en relación a la infalibilidad papal. Usted, ciertamente no está atacando a la Iglesia. Simplemente está manifestando desacuerdo por la autorización del papa Benedicto XVI para que se celebren misas en latín y que duda de la infalibilidad de una decisión del concilio Vaticano II.
El Padre Loring explica: «para atacar la infalibilidad de la Iglesia se suele aducir la condenación de Galileo. En primer lugar hay que tener en cuenta que todos somos hijos de nuestro tiempo. Es ridículo pretender que la Iglesia de la Edad Media pensara como hoy en temas que son dogmáticos; el geocentrismo era el modo de pensar de aquel tiempo.
Con todo, conviene advertir que la condenación de Galileo no fue obra del Papa en definición ex cáthedra, que es la única infalible.»
De que fue una fea metida de pata sí. Y por eso la disculpa del papa Juan Pablo II. Y podemos estar seguros que no habrá otro Papa que diga que la condena de Galileo sigue vigente.
En relación a la misa celebrada en latín, lo que yo entiendo es que cuando alguien solicite una misa a título personal, por ejemplo para un matrimonio, o para celebrar unos quince años, el Párroco pedirá autorización al Obispo que le corresponde, y si el Obispo no encuentra obstáculo la autorizará. ¿Qué obstáculo podría haber?, por ejemplo que se tratara de una misa programada de ordinario por la parroquia. En otras palabras no es que se vayan a dejar de celebrar misas en el idioma de la población.
Atentamente, Carlos García Muñoz.»
Tras agradecerle a don Carlos la lección, le comento lo siguiente: cabalmente porque «cuando cumpliendo con su cargo de Pastor y Maestro de todos los cristianos, define con su suprema autoridad apostólica, que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia Universal…» es que el Papa debió ser muy cuidadoso no cuando avaló las misas en latín, sino cuando rompió el criterio del ecumenismo. A mí lo de la misa me tiene sin cuidado porque no asisto a las mismas de aquella medio secta que hasta se hizo difícil para aceptar el rito de la paz y cuya mano veo atrás de todo este reculón. Me preocupa más el aspecto de la ruptura del ecumenismo porque está definiendo con suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe y la costumbre debe ser sostenida por la Iglesia Universal.
Si lo que dice don Carlos está en lo correcto, no importa lo que haya dicho el Papa porque no tiene más importancia de lo que yo piense y diga. Pero su autoridad ha sido minada por una sucesión ya muy larga, para su corto papado, de metidas de pata que luego ha tenido que enmendar y que van desde la injustificada crítica al Islam hasta el desprecio mostrado por los indígenas de América Latina. Gracias a Dios no es dogma cada palabra que sale de su boca, porque aparentemente de él sí que se olvidó el Espíritu Santo y esa divina inspiración ha sido sustituida por la de quienes creen que son la legítima obra de Dios.