El aumento de precio en los combustibles en Estados Unidos por el huracán Isaac que afectó la producción en el Golfo de México y el súbito incremento del valor del dólar en el mercado de divisas formaron aquí la tormenta perfecta para que los importadores de combustible operen, a velocidad de flecha, incrementos en los derivados del petróleo confirmando una vez más que la tolerancia de nuestras autoridades permite que los aumentos se produzcan a toda velocidad y las reducciones sean siempre a toda lentitud.
Es puro cuento que el mercado determina los precios porque se trata de decisiones unilaterales que toman los proveedores y en lo que la demanda no juega ningún papel en nuestro medio. Según el anuncio que se hizo hace muchos años, cuando se liberó el precio de los combustibles, el gran regulador sería el mercado pero el problema con artículos de primera necesidad, como lo es el combustible en un país donde no hay ni siquiera la alternativa de un aceptable sistema de transporte público, es que el consumidor no tienen ningún remedio ni poder más que el de seguir adquiriendo el producto al precio que caprichosamente se fija y que las autoridades complacientemente toleran.
Precisamente porque no es el factor interno de oferta y demanda lo que fija el precio, se aceptó que los precios de referencia del mercado internacional sean utilizados por los importadores para establecer el valor de venta al público, pero supuestamente las autoridades tendrían que operar con diligencia para supervisar que los precios fluctúen de acuerdo a realidades. Si así fuera, cuando hay alzas en el mercado mundial las mismas se tendrían que reflejar en el país cuando vienen los embarques de combustibles con los nuevos precios, pero de la misma manera, cuando el referente baja en el mundo, debieran de operarse reducciones de valor por galón, con la misma velocidad con la que suben los precios, pero eso no sucede nunca.
Por el contrario, basta que un diario local publique que hubo alza en el precio del barril de crudo para que los expendedores muevan sus bombas e incrementen el precio. En cambio, cuando las noticias son de rebajas, los importadores y las mismas autoridades aconchabadas dicen que el precio del crudo no tiene que ver con el precio de los combustibles.
El consumidor merece un mínimo de respeto y si queremos mantener un sistema libre de precios, tiene que haber un control eficiente de las autoridades para impedir abusos que castiguen la bolsa de los consumidores con incrementos no justificados o por rebajas no operadas.
Minutero:
Subieron los combustibles
y almacenan los comestibles;
no es porque el mundo es bizarro
sino que aquí hay algo muy raro