Rapp dice que conocer la verdad no genera nueva confrontación


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Stephen J. Rapp es el embajador en Misión Especial al frente de la Oficina de Justicia Global en el ramo Penal del Departamento de Estado de Estados Unidos, y ha tenido un contacto directo con procesos de masacres, genocidios y crímenes contra la humanidad, así como todo lo que acontece alrededor de ellos, mientras se diligencian y una vez estos concluyen.

REDACCIÓN LA HORA
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En Guatemala el juicio contra Efraín Ríos Montt, exjefe de Estado, ha despertado diversas opiniones, pero una de las más controversiales es la postura que considera que si el país obtiene una condena por el delito de genocidio representará serios problemas para la nación, así como la agudización de la polarización social y política.

Pero Rapp cree todo lo contario. En una entrevista con La Hora, indicó que “si se da una condena de genocidio en contra de individuos y si la sociedad ha llevado un proceso judicial y han tenido coraje para reconocerlo y valor de deducir responsabilidades a las personas sindicadas, se puede dejar el crimen atrás; pero si no se puede resolver, el tema seguirá abierto;  lo que hemos visto es que las víctimas, los sobrevivientes y su seres queridos, han sido parte del proceso sin violencia alguna, no con ira en sus voces ni amenazando a nadie, solo sacando la verdad. Personas hablan de violencia y sacan campos pagados en los medios hablando de cómo llegaremos a la violencia, pero esas si son situaciones amenazantes”.

“El proceso de justicia va más allá de la violencia reconociendo que la sociedad resuelve estos asuntos en las Cortes y haciendo eso, se establece que no es Guatemala la que cometió genocidio, ni grandes grupos de personas, sino individuos que los echan a andar, dan las órdenes y que causan que estas cosas ocurran. Esa identificación de individuos es la que permite que haya paz y reconciliación”, dijo.
“Particularmente este caso, del presidente Ríos Montt y el general Rodríguez Sánchez es histórico, es importante para Guatemala, la región y el mundo”, expresó.

PERSECUCIÓN PENAL
Acerca de prevenir el genocidio o crímenes contra la humanidad, Rapp destacó que «una de las maneras de hacerlo es mediante la persecución de casos pasados y enviar así una señal a las personas que pudieran cometer este crimen en el futuro”.
El Embajador además mencionó que enfrentar la impunidad no solo implica que los sistemas de justicia procesen todos los casos, sino que requiere que la gente sienta que puede ser llevada a la justicia por lo que cometió en el pasado y con ello se lanza un claro mensaje que disminuya las conductas criminales.

EL MENSAJE AL MUNDO
Cuestionado sobre el mensaje que se le mandaría al mundo en el caso con más escrutinio en la historia guatemalteca, además de estar en un laberinto legal, en efecto la Corte de Constitucionalidad confirma la anulación del debate y retrotrae el juicio a noviembre de 2011, dijo que “aquellos que están viendo a Guatemala en el escenario mundial, sus amigos y todos aquellos que hemos respetado lo que ha ocurrido en el país en los años recientes estarán decepcionados si este juicio no continúa con base en la ley”.

Recordó la reciente película de “Lincon” que trata acerca de la esclavitud en Estados Unidos y mencionó una frase que el expresidente estadounidense señaló cuando estaba enfrentando oposición por querer abolirla: “Tenemos que actuar ahora” y de esa manera comparó el sentido de necesidad que tenemos en Guatemala para que la verdad se pueda conocer a través de la justicia.

EMBAJADOR
EXPERIENCIA

Stephen J. Rapp es el embajador en Misión Especial al frente de la Oficina de Justicia Penal Global en el Departamento de Estado de Estados Unidos. Anterior a  su nombramiento,  fue Fiscal del Tribunal Especial para el caso de Sierra Leona, donde tenía como responsabilidad dirigir los procesos contra el expresidente liberiano Charles Taylor y otras personas acusadas de tener la mayor responsabilidad por las atrocidades cometidas durante la guerra civil en Sierra Leona.

La oficina de Rapp ganó las primeras condenas de la historia por el reclutamiento y uso de niños como soldados, la esclavitud sexual y el matrimonio forzado como delitos en el derecho internacional humanitario.

Dentro de su experiencia también resalta su participación como Fiscal Auxiliar y Director de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, dirigiendo al equipo de prueba que logró la condena contra dos medios de comunicación privados, por el delito de instigación directa y pública a cometer genocidio.