Este jueves, 25 de octubre, dará inicio una exposición del pintor Ramón ívila, en la galería «Ana Lucía Gómez ? Arte Latinoamericano» (Avenida de Las Américas 19-30 zona 13), en donde permanecerá abierta hasta el 1 de diciembre del presente año.
mcordero@lahora.com.gt
ívila presenta una obra realizada en 1962; sin embargo, como el mismo pintor lo menciona, «no se trata de una retrospectiva, ya que no se ha presentado antes en Guatemala».
Según explica Ana Lucía Gómez, directora de la galería homónima en donde se exhibirá la obra de ívila, «esta colección abarca una etapa de su obra abstracta en la década de los sesenta, donde el lenguaje plástico es autónomo lleno de significaciones propias que se liberan por medio del color y la forma, con experiencias, logros de vida y mensajes de libertad creativa».
Según Gómez, esta obra es de complicada comprensión, ya que ívila «es un ávido viajero de tierras y oficios lejanos con infinitas sensaciones y vivencias de mundos que desconocemos», argumentó la directora de la galería.
Semblanza
Ramón ívila es un pintor y diseñador gráfico, nacido en Barcelona; de ahí adquiere su formación, tanto profesional como artística. Luego, se traslada a Brasil. A principios de la década de los sesenta, llega a Guatemala, en donde se adhiere pronto a los grupos artísticos del país, como el Grupo Vértebra.
Desde su llegada a Guatemala, ha expuesto su obra en casi todos los espacios pictóricos del país.
Estéticamente, ha sido clasificado, en su etapa temprana, como uno de los pioneros de las vanguardias, no sólo en Guatemala, sino que en Latinoamérica; en una etapa intermedia, se adaptó a las características del fotorrealismo norteamericano, para luego, en su etapa más reciente, volver a la abstracción.
Ha logrado conciliar su trabajo profesional en el diseño gráfico con su actividad artística. La objetividad del diseño gráfico y su campo de acción en la publicidad, le ha mostrado a capturar la esencia de las cosas, lo cual ha sabido trasladar esta práctica al ámbito artístico.
Por su parte, su ejercicio estético también lo ha incrustado dentro de su profesión, logrando aplicar las teorías del color, la abstracción y la belleza estética, dentro de la publicidad.
Pese a que, como se mencionó, nació en España, ívila se siente guatemalteco. Ha residido por más de 40 años en el país, y su estética ha sido influida por la experiencia de la sociedad nacional.
Entre sus características pictóricas están: la inclinación por el abstraccionismo, por lo orgánico (influido por el intenso contacto con la naturaleza guatemalteca) y la utilización de técnicas no tradicionales, como la mancha y el tachismo, que lo acerca a que sus cuadros sean simbólicos, figurativos y esencialistas.