En mangas de camisa y visualmente cansado tras haber participado en una actividad religiosa, el presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor ílvaro Ramazzini, aborda la importancia de que la ciudadanía tome conciencia de su derecho a elegir a las nuevas autoridades; analice sus propuestas, conozca su pasado y el trabajo desarrollado, aunque dice tener sus dudas en torno a que entre los candidatos haya una persona con liderazgo, con visión de futuro, con arrastre popular y con la capacidad de comunicación que ayude a que la población diga por aquí queremos irnos.
Monseñor, ¿cómo ve la situación por la que atraviesa el país?
Con mucha preocupación por el clima de inseguridad, la conflictividad agraria, falta de servicios públicos, el irrespeto a leyes laborales, el medio ambiente, el que se siga discutiendo la reforma tributaria sin que se llegue a soluciones cuando la sociedad guatemalteca es muy desigual económicamente, el racismo, el que no logremos fortalecer el Estado de Derecho, la impunidad, el problema del uso y posesión de armas, la administración de justicia, la situación en las cárceles, la falta de un proceso de rehabilitación para los reos, las drogas.
Indudablemente nos preocupa la violencia, el irrespeto total a la vida, la falta de credibilidad de los partidos políticos, el tema de una participación política responsable; es decir, coherencia entre fe y vida. Hay que añadir el tema de corrupción que es muy grave, el lavado de dólares, el narcotráfico.
Este es el panorama que nosotros vemos, hay aspectos positivos pero son más los problemas que no nos dejan vivir en paz.
Usted plantea un panorama muy desalentador, ¿cómo califica el accionar del gobierno ante esa situación?
No ha tenido una visión a largo plazo, no aprovechó el tiempo para establecer las bases que permitan cambios profundos, argumentan que tenían que arreglar el descalabro que dejó el FRG. Hicieron su plan visión de país, pero en temas fundamentales como el agrario, la erradicación de la pobreza, se están perdiendo. Antes de hablar de competitividad, habría que tratar de resolver problemas como el de la población rural campesina, que sólo sabe cortar café, trabajar la tierra o ser mano de obra en las grandes fincas. Mi percepción general es que hubo muchas palabras, manifestación de buena voluntad.
El informe del Presidente señala que lo macroeconómico se mantuvo, que la inflación disminuyó, pero en el interior del país la gente se queja que todo está más caro, no hay fuentes de trabajo, la mayoría de jóvenes sin futuro, hay descomposición social, etc.
El reto es grande pero si al final del primer año el Gobierno hubiera señalado los graves problemas que tiene el país y manifestado su decisión de trabajar fuertemente, otra cosa sería. Ahora, es inútil que se estén apresurando porque no van a lograr hacer nada. Lo que no hicieron en tres años no lo van a poder hacer en seis meses o siete que les queda.
¿Cómo ve la Conferencia Episcopal el proceso electoral?
Le queremos pedir a la población que participe activamente. Es responsabilidad de todo ciudadano y de todo creyente, sea la fe que tenga, el comprometerse con la construcción de un país diferente. La población debe comprometerse activamente, esto significa que los que no estén empadronados se registren, los que no tienen sus documentos los tengan.
Según su criterio, ¿la población sólo tiene como opción emitir su voto?
No. Estamos pidiéndole a la población que conozca muy bien la vida de los candidatos, qué valores éticos representan, que verifiquen qué calidad de vida llevan. La persona demuestra lo que es con sus obras y no con sus palabras, su pasado difiere de su presente. Queremos que la población no se deje engañar y manipular por falsas promesas, que no se deje condicionar por aquellos que dicen este proyecto ya no va a seguir si no votan por mí. La población tiene que ser muy firme y decir no nos vamos a dejar condicionar, no vamos a creer en falsas promesas, en esos engañosos regalos.
¿Y a los candidatos que les pediría?
Que dejen de estar engañando a la población, están haciendo promesas que ellos mismos saben que no van a cumplir. Deben ser muy honestos, decir lo que realmente va a cumplir. Si de uno a cien sólo pueden hacer diez, eso es lo que deben decir. Creo que honestidad y veracidad debe ser fundamental en los candidatos
De las 19 opciones políticas ¿Tendríamos un candidato ideal por quién votar?
De los nombres que se oyen tengo mis grandes dudas que entre ellos haya una persona con liderazgo, con visión de futuro, con arrastre popular, con capacidad de comunicación que ayude a que la población diga por aquí queremos irnos.
Los partidos deberían tener una visión de país a largo, mediano y corto plazo y hacer de ella el contenido de su propuesta partidista, de manera que no sea el Presidente, Vicepresidente o los diputados, cada quien a su aire, quien decida por dónde nos vamos, sino que haya un proyecto de nación, desde una ideología partidista.
Debe existir coordinación estrecha entre los tres poderes del Estado y que se busque el bien del país y no los intereses del partido. Hoy por hoy, un candidato o varias personas que tengan la capacidad de unir a los tres poderes no lo hay, no existe alguien que yo pueda decir que va a tener la firmeza, la claridad, la sabiduría, la fortaleza, decisión, visión a largo plazo para saber coordinar estos esfuerzos y dirigir correctamente los destinos del país.
¿Ni siquiera Rigoberta Menchú?
Tampoco ella porque ha estado fuera de la realidad nacional, por su cargo de Embajadora de Buena Voluntad. A mi juicio ha perdido ese contacto directo con las poblaciones indígenas y eso es preocupante.
No estoy en contra de su candidatura, creo que ya es hora que en este país haya una presencia indígena fuerte, lo que yo opino es que no su momento: Rigoberta sigue siendo más como un símbolo de una Premio Nobel que nos ha representado muy bien a nivel internacional, además va a estar condicionada por el partido con el que se alíe. Lo ideal hubiera sido que ella empezara un trabajo de base, que animara un gran proceso social buscando líderes representativos, indígenas o no indígenas, con un buen equipo de asesores y que hubiera sido quien sostiene y apoya, desde atrás, este gran movimiento social y político. El papel que ha hecho como Embajadora de Buena Voluntad ha sido bueno, pero de ahí a tomar las riendas de un país como Presidenta, en este momento, no lo veo para ella.
¿Qué piensa de la candidatura de Harold Caballeros?
La práctica de la Iglesia Católica es muy clara, los obispos no podemos hacer política partidaria, los sacerdotes lo pueden hacer con la autorización de los obispos, pero deben dejar el ministerio sacerdotal durante el tiempo que dure su gestión. A los laicos que trabajan activamente en la iglesia les pedimos que si se lanzan a un puesto público dejen su cargo porque no creemos que se deba de mezclar política de partido con un cargo. Lo más sano es que si un ministro protestante decide lanzarse tiene que dejar su ministerio para que no haya una confusión.
En este país ya no hay solamente diferencias culturales sino también religiosas; por lo tanto, yo diría que si el señor Harold Caballeros se va a lanzar tiene que decir dejo todo cargo de mi propia congregación cristiana, tengo que pensar en el país.
¿Qué opinión le merece la reelección de los diputados?
Pienso que personas que ya han tenido oportunidad de estar en el Congreso, que han tenido su momento y su importancia, deben dejarle el lugar a otros, no entiendo ese afán de querer seguir. Conozco diputados que tienen tres o cuatro períodos y me pregunto ¿Qué es lo que han hecho a favor del país? Algunos han propuesto la hipótesis de que Efraín Ríos Montt quiere lanzarse para poder adquirir inmunidad, no lo sé, pero para mí, a personas que ya estuvieron en gobiernos anteriores como diputados, Ríos Montt, Alfonso Cabrera, Vinicio Cerezo, a nivel nacional; Rafael Barrios Flores y Carlos Bautista, de aquí de San Marcos, les diría señores dejen que otros vengan, que otros jueguen el partido, ya hemos visto que su gestión no ha sido tan positiva. Si a mí me dijeran en este momento, de los nueve diputados que hay por San Marcos por quien estaría a favor, yo diría sólo por Manolo Gutiérrez, al resto yo les pido: señores regresen a su vida privada porque realmente aquí hemos tenido problemas muy serios en los cuales no se han involucrado.
Desde la perspectiva de la ley electoral, el problema que yo encuentro es que el sistema de elección de diputados nos condiciona, la elección es por partidos y no por personas. Yo critico el porqué los diputados tienen que ofrecer obras para obtener votos, ese no es el trabajo de ellos, su labor es tener una visión de país que oriente a toda la población y que se plasme después en decretos.
Yo le diría a la población que vea por quién va a votar, hagamos un análisis de qué hicieron los diputados distritales y del listado nacional para resolver los problemas nacionales y tomemos entonces la decisión.
Creo que la clase política partidista de este país debe renovarse, hay demasiados dinosaurios políticos y en realidad los problemas en lugar de arreglarse se empeoran. En este momento, si hubiera aquí un juicio como el que se hizo con Sodoma y Gomorra, creo que talvez diez diputados sobrevivirían.
Por último, ¿hay temor de que el narcotráfico y el crimen organizado se hayan infiltrado en los partidos políticos?
Yo no tengo pruebas, yo parto del hecho que es un secreto a voces que en este país, el crimen organizado y el narcotráfico están metidos en estamentos de la vida pública y de la vida institucional. Nosotros los obispos estamos preocupados de que haya financiamiento de campañas electorales provenientes del narcotráfico. Esas cosas, como uno sabe, se hacen debajo de la mesa, las personas que se involucran lo hacen con tanta secretividad, pero es bueno decirlo para que los mismos candidatos y el Tribunal Supremo Electoral tomen cartas en el asunto y empiecen a fiscalizar la procedencia de los recursos.