Raiders parecen capaces de dar pelea a Patriots


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Ha pasado casi una década desde aquel polémico partido bajo una tremenda nevada, que representó quizás la última vez que los Patriots y los Raiders libraron un duelo relevante.

Por BARRY WILNER NUEVA YORK / Agencia AP

El domingo habrá mucho en juego, pese a que se disputa apenas la cuarta semana de la temporada de la NFL.

Para el equipo negro y plateado, el enhebrar triunfos consecutivos sobre los Jets y los Patriots significarí­a un comienzo impresionante con foja de 3-1. Justificarí­a aún más el cambio de entrenador, de Tom Cable a Hue Jackson, y proporcionarí­a impulso en la búsqueda de la primera foja ganadora de Oakland, y de su primer tí­tulo divisional desde la campaña de 2002.

«Nuestro equipo espera siempre ganar», dijo Jackson. «Es un equipo que trabaja para ganar, que ha ido mejorando y que trabaja cada dí­a. Creo que ellos pueden ver que tenemos una oportunidad de ganar, sin importar contra quién o dónde juguemos».

Los Patriots lo han notado.

«Son rudos, no le temen al contacto fí­sico. Son grandes y rápidos», consideró Tom Brady, quien viene de una actuación inusitadamente mala, en la que le fueron interceptados cuatro pases. Nueva Inglaterra (2-1), que tení­a una ventaja de 21-0, terminó cayendo 34-31 ante Buffalo.

Nueva Inglaterra no suele enfrentar desafí­os en la temporada regular. Pero si pierde el domingo, igualarí­a su total de derrotas de la campaña anterior.

«Tratamos de presentar un nuevo plan, nueva energí­a», dijo Brady. «Tratamos de integrar todo esto contra un buen equipo. Vamos a aprender más sobre nuestro equipo cuando vayamos de visita contra un rival muy duro que cuando juguemos otro partido».

También el domingo, Pittsburgh visita a Houston, los Jets de Nueva York a Baltimore, Detroit a Dallas, Denver a Green Bay, Buffalo a Cincinnati, Nueva Orleáns a Jacksonville, los Gigantes de Nueva York a Arizona, Miami a San Diego, Atlanta a Seattle, San Francisco a Filadelfia, Washington a San Luis, Carolina a Chicago, Tenesí­ a Cleveland y Minnesota a Kansas City.

El lunes por la noche, Indianápolis visita a Tampa Bay.

La semana anterior, los Texans, como es su costumbre, dejaron pasar una buena oportunidad de demostrar que son dignos aspirantes a grandes logros. Iban ganando por nueve puntos en el último cuarto, pero terminaron perdiendo ante Nueva Orleáns.

Ahora tendrán frente a sí­ a otro rival de respeto, los Steelers de Pittsburgh. Houston no ha llegado a los playoffs en casi una década de historia en la NFL.

Pittsburgh ha sido sumamente inconstante, particularmente a la defensiva. Los 10 balones entregados por los Steelers son un motivo de preocupación, y su defensiva ha provocado sólo una vez que los rivales pierdan el ovoide, algo increí­ble para esta versión de la «Cortina de Acero».

También los Jets buscan reivindicarse.

Fue extraño verlos maniatados por Oakland. Ahora, enfrentarán a la defensiva más dura de la liga.

Nueva York llega al duelo contra Baltimore metido en problemas en sus lí­neas ofensiva y defensiva. Los Jets perdieron al center Nick Mangold, electo para el Pro Bowl, por un esguince de tobillo, y su ofensiva por tierra parece inoperante.

Todo ello debe despertar los instintos destructores de los Ravens. Su ataque comienza a mostrar cierto equilibrio y su defensiva es emotiva, ruda y ambiciosa. Ha despojado del balón en 10 ocasiones a los rivales.

Finalmente, los Cowboys se miden a los Lions, que sorpresivamente marchan invictos en la campaña.

Si Tony Romo tuvo dudas de enfrentar a Washington, tras sufrir un duro golpe en las costillas, debe estar sumamente preocupado frente a Detroit, que tiene una defensa temible, encabezada por Ndamukong Suh.

Aunque el ataque por aire de los Lions se ha llevado los aplausos por el buen comienzo, la defensiva se ubica en el sexto lugar de la liga, y es la cuarta mejor contra el pase. Ha logrado ocho capturas de mariscal de campo.

Suh dijo que no es su estilo el atacar las zonas lesionadas de un rival.

«No tengo previsto golpearlo con el casco en las costillas», dijo Suh, quien mide 1,93 metro (seis pies, cuatro pulgadas), y pesa 140 kilos (307 libras).

Sin embargo, sabe que si golpea a cualquier quarterback donde sea, puede causarle predicamentos.

«Si caigo encima de Tony Romo con todo mi peso, seguro le haré daño», dijo.