Política desbordada. La política debería ser una mezcla sana de religión y deporte, digamos, o sea con tolerancia y sin fanatismo, de preferencia sin apasionamiento o de pasiones enjauladas, con ciertos límites razonables, que no desborden el recipiente civilizado, no se salgan del guacal ni derramen su patología más allá del marco litúrgico partidario. Y cuando las parcialidades políticas hacen a un lado lo pasional, para mientras, y ponen en su lugar un eje calculador y planificador con técnicas premeditadas, en frío, la cosa puede degenerar en procedimientos criminales, como agresiones armadas e incendiarias, que ya no son intimidatorias ni disuasivas, si fuera el caso, sino francamente terroristas, como los hechos recientes contra un dirigente de la UNE, perpetrados evidentemente por un comando con experiencia y autonomía, que a alguien se le salió de control, según el decir.
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Indignación en la ANIPRICO. Directivos de la benemérita Asociación de Niños de Primera Comunión (ANIPRICO), que pidieron el anonimato por temor a represalias, con visible indignación, de forma enfática y categórica, niegan que individuos de la catadura humana y moral como Efraín el Anticristo, Mejía Víctores o Chupina Barahona, entre otros, pertenezcan, hayan pertenecido ni mucho menos vayan a pertenecer a su colectivo, como de forma malintencionada se ha insinuado en medios político-partidistas y judiciales, empeñados en desacreditar a la ANIPRICO, movidos por intereses inconfesables. El hecho, añaden los dirigentes, de que dichos personajes, para tratar de ocultar su verdadera condición abyecta, se vistan trajecitos de primera comunión, como lo vienen haciendo desde hace muchos años, no significa de ninguna manera que estén adscritos ni reconocidos en la ANIPRICO, jamás. En parecidos términos se pronunciaron los niños exploradores y las hermanitas de la caridad, pues es sabido que violadores de los derechos humanos, terroristas de Estado y criminales de lesa humanidad se han disfrazado, cuando las circunstancias lo exigen, con los atavíos de tales agrupaciones, eso sí, engañando a una buena parte de la ciudadanía babosa e ignara, acostumbrada a lamer la bota e inclinarse ante la cachucha, con todo respeto dicho sea.
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Se incrementará el consumo de Valeverguina. Como parte ya entrañable de nuestro folclor y tradiciones populares, el consumo masivo del famoso fármaco suizo Valeverguina 500 Forte se incrementará durante el próximo año eminentemente electorero, mucho más que en épocas ordinarias, según los observadores en un estimado del 150 al 200 por ciento, lo cual nada tiene que ver con el abstencionismo razonado ni con la masa de indecisos. Como es bien sabido por propios y extraños, entre las propiedades de la Valeverguina 500 Forte se puede citar que es un bloqueador del juicio y del sentido crítico, reduce la memoria histórica, estimula la irracionalidad, la animalidad y las emociones primarias, induce al automatismo, a las reacciones mecánicas y propias de la inercia, anula sentimientos de dignidad, integridad y civismo, incita a delegar en otros la toma de decisiones de interés nacional, promueve el individualismo egoísta en desmedro del interés común. Con el añadido de que ahora Valeverguina 500 Forte viene en sus presentaciones de las acostumbradas pastillas o comprimidos, inyecciones de hasta 2,000 miligramos, inhaladores, elíxires con sabor a frutas, parches porosos, pomadas o cremas y hasta en forma de colirios de colores, siempre a precios cómodos, al alcance de todos los bolsillos, valga la publicidad gratuita. (Guatemala es el primer importador y consumidor, en términos relativos y absolutos, de Valeverguina 500 Forte a escala planetaria. En los países nórdicos, por ejemplo, ni se le conoce.)
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Enriquecer uranio. Uno puede ser un perfectible ignorante en materia de energía nuclear, pero si, en el caso de Irán, toma en cuenta que se tiene uranio pobre o empobrecido, pero a la vez se poseen millones por la explotación petrolera, o sea que hay buen pisto disponible, ¿por qué tener miedo y tratar de impedir que dicho país enriquezca su uranio, o sea proporcionarle los fondos necesarios para que salga de la pobreza en que vive, si al fin y al cabo esos dinares o dólares son de todos los iraníes y lo único que desean es que el uranio mejore en algo y aumente sus propiedades? ¿No es sospechoso que el imperio yanqui y sus aliados, adoradores de la riqueza, del dios dinero y de su profeta el mercado, teman que el uranio iraní llegue por fin a gozar de los privilegios que otorga la prosperidad y la abundancia? ¿Por qué nadie dijo nada ni se alarmó cuando Israel, hace mucho tiempo, enriqueció su propio uranio con dólares provenientes de todo el mundo en donde medra un hebreo? Si alguna vez los adinerados del país de la eterna deciden que quieren enriquecer nuestro uranio (de haberlo), mediante una jugosa cuenta bancaria, ¿por qué el concierto de naciones occidentales habría de impedirlo?