Desarrollos divergentes. Con criterios acomodaticios y utilitaristas, con visiones subjetivas, al parecer, too es susceptible de ser relativizado, incluidas la moral, las ideologías y la justicia social. De ahí que en el país de la eterna, con uno de los más bajos índices de desarrollo humano a escala mundial, que se ha vuelto crónico, existan enclaves o islotes del más alto y refinado desarrollo ostentado por algunos de sus privilegiados miembros, también humanos, como el no tan honorable Congreso Nacional (que incluye familias y residencias de los diputados), las zonas 9, 10, 13, 14 y 15 capitalinas, con sus colegios, hoteles y hospitales de cinco estrellas, centros turísticos, mansiones veraniegas y palacios de invierno para los ricos y famosos criollos. Es decir, dentro de un mismo y delimitado territorio, con una historia común, sistema político, leyes, y otras menudencias mal repartidas, coexisten al menos dos desarrollos humanos divergentes pero en buena medida entretejidos. Uno de ellos con Dios y Darwin a su favor; el otro, excluido del paraíso y de la selección natural, como (casi) todo lo humano. De ahí que mandatarios y dignatarios de la Nación relativicen y subjetivicen los informes internacionales sobre nuestro desarrollo, y que siga -o termine- la fiesta
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El mayor oprobio. Por este medio, Abstencionistas Anónimos desea manifestar que siempre hemos estado sabidos, advertidos y prevenidos acerca de las penúltimas y últimas jugadas de los diputados al no tan honorable; que de tales individuos e individuas no nos sorprende nada; que para nosotros el Congreso no ha perdido ninguna «credibilidad» porque nunca la ha tenido en los últimos 60 años; que resulta imposible que más de cien representantes (sic) sean sorprendidos en su buena fe (sic); que el más alto organismo del Estado (sic) ha sido uno de los principales frenos e impedimentos al desarrollo, pero sí un aliado, cómplice y partícipe de la corrupción y la impunidad institucionalizadas; que las señoras progenitoras de los mal llamados legisladores no merecen ser objeto de serias dudas respecto a su honorabilidad, profesión u oficio, sea o no de línea; que los análisis del cotizado cuero de diputado realizados en nuestros laboratorios biológicos especializados siempre arrojan resultados sorprendentes pero acostumbrados; que mi amiga la vaca está hasta los cuernos de que los parlamentarios mamen (de ella), beban leche, se roben al ternero y hasta se acuesten con ella a espaldas de mi amigo el toro; en fin, que la elección de diputados, en nuestro medio, es el acto de mayor humillación, ignominia y oprobio para cualquier ciudadano.
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Arrancador de máscaras. En América Latina hacía falta otra persona de influencia y ascendiente continental, semejante a Fidel Castro, que pensara, actuara y se expresara sin eufemismos, sin rodeos ni medias tintas respecto al imperialismo, la globalización, el neocolonialismo, las oligarquías criollas, el capitalismo bestial, el neoliberalismo inhumano, el entreguismo y servilismo hacia las corporaciones, las transnacionales y el agiotismo internacional, el guerrerismo «preventivo», el aberrante «destino manifiesto», el ecoterrorismo, el pensamiento único, la homogeneización cultural, el unilateralismo geopolítico, la avara hipocresía de la ayuda exterior que enmascara el expansionismo económico y sus secuelas de más explotación y pobreza. Hacía falta esa persona en Latinoamérica (y no una sino miles), pero no hubo necesidad de inventarla. El arrancador de máscaras surgió en Venezuela -Chávez Frías, Hugo Rafael-, nuevo azote del establishment regional, de dispersa incorrección política, lengua indócil pero dialéctica a la vez (contextualiza e historiza sus argumentos); producto de una antigua semilla soterrada en la conciencia colectiva y de una coyuntura histórica, de la riqueza petrolera y la lucha de ideas. Era necesario un Chávez o un García o un Rodríguez (y no uno sino miles), pero no hizo falta inventarlo. El éxito de su empresa no importa demasiado. Cinco siglos de sometimiento, servilismo y complicidad no se sacuden en diez años. (La pobreza de la América india, negra y mestiza ha subsidiado la riqueza de Europa y Estados Unidos, en buena medida). Es significativa la cantidad de los enemigos y adversarios desenmascarados por Hugo Chávez, incluido Juan Carlos Pavo Real y sus cortesanos a ambos lados del Atlántico, incluido el abuelo Mónster de Libre Encuentro de oligarcas nacionales.