R E A L I D A R I O (DXCV)


Desarrollos divergentes. Con criterios acomodaticios y utilitaristas, con visiones subjetivas, al parecer, too es susceptible de ser relativizado, incluidas la moral, las ideologí­as y la justicia social. De ahí­ que en el paí­s de la eterna, con uno de los más bajos í­ndices de desarrollo humano a escala mundial, que se ha vuelto crónico, existan enclaves o islotes del más alto y refinado desarrollo ostentado por algunos de sus privilegiados miembros, también humanos, como el no tan honorable Congreso Nacional (que incluye familias y residencias de los diputados), las zonas 9, 10, 13, 14 y 15 capitalinas, con sus colegios, hoteles y hospitales de cinco estrellas, centros turí­sticos, mansiones veraniegas y palacios de invierno para los ricos y famosos criollos. Es decir, dentro de un mismo y delimitado territorio, con una historia común, sistema polí­tico, leyes, y otras menudencias mal repartidas, coexisten al menos dos desarrollos humanos divergentes pero en buena medida entretejidos. Uno de ellos con Dios y Darwin a su favor; el otro, excluido del paraí­so y de la selección natural, como (casi) todo lo humano. De ahí­ que mandatarios y dignatarios de la Nación relativicen y subjetivicen los informes internacionales sobre nuestro desarrollo, y que siga -o termine- la fiesta

René Leiva

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El mayor oprobio. Por este medio, Abstencionistas Anónimos desea manifestar que siempre hemos estado sabidos, advertidos y prevenidos acerca de las penúltimas y últimas jugadas de los diputados al no tan honorable; que de tales individuos e individuas no nos sorprende nada; que para nosotros el Congreso no ha perdido ninguna «credibilidad» porque nunca la ha tenido en los últimos 60 años; que resulta imposible que más de cien representantes (sic) sean sorprendidos en su buena fe (sic); que el más alto organismo del Estado (sic) ha sido uno de los principales frenos e impedimentos al desarrollo, pero sí­ un aliado, cómplice y partí­cipe de la corrupción y la impunidad institucionalizadas; que las señoras progenitoras de los mal llamados legisladores no merecen ser objeto de serias dudas respecto a su honorabilidad, profesión u oficio, sea o no de lí­nea; que los análisis del cotizado cuero de diputado realizados en nuestros laboratorios biológicos especializados siempre arrojan resultados sorprendentes pero acostumbrados; que mi amiga la vaca está hasta los cuernos de que los parlamentarios mamen (de ella), beban leche, se roben al ternero y hasta se acuesten con ella a espaldas de mi amigo el toro; en fin, que la elección de diputados, en nuestro medio, es el acto de mayor humillación, ignominia y oprobio para cualquier ciudadano.

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Arrancador de máscaras. En América Latina hací­a falta otra persona de influencia y ascendiente continental, semejante a Fidel Castro, que pensara, actuara y se expresara sin eufemismos, sin rodeos ni medias tintas respecto al imperialismo, la globalización, el neocolonialismo, las oligarquí­as criollas, el capitalismo bestial, el neoliberalismo inhumano, el entreguismo y servilismo hacia las corporaciones, las transnacionales y el agiotismo internacional, el guerrerismo «preventivo», el aberrante «destino manifiesto», el ecoterrorismo, el pensamiento único, la homogeneización cultural, el unilateralismo geopolí­tico, la avara hipocresí­a de la ayuda exterior que enmascara el expansionismo económico y sus secuelas de más explotación y pobreza. Hací­a falta esa persona en Latinoamérica (y no una sino miles), pero no hubo necesidad de inventarla. El arrancador de máscaras surgió en Venezuela -Chávez Frí­as, Hugo Rafael-, nuevo azote del establishment regional, de dispersa incorrección polí­tica, lengua indócil pero dialéctica a la vez (contextualiza e historiza sus argumentos); producto de una antigua semilla soterrada en la conciencia colectiva y de una coyuntura histórica, de la riqueza petrolera y la lucha de ideas. Era necesario un Chávez o un Garcí­a o un Rodrí­guez (y no uno sino miles), pero no hizo falta inventarlo. El éxito de su empresa no importa demasiado. Cinco siglos de sometimiento, servilismo y complicidad no se sacuden en diez años. (La pobreza de la América india, negra y mestiza ha subsidiado la riqueza de Europa y Estados Unidos, en buena medida). Es significativa la cantidad de los enemigos y adversarios desenmascarados por Hugo Chávez, incluido Juan Carlos Pavo Real y sus cortesanos a ambos lados del Atlántico, incluido el abuelo Mónster de Libre Encuentro de oligarcas nacionales.