El monopolio del patriotismo. Hay quienes se arrogan la exclusividad de ostentar la verdad; otros la facultad de juzgar a los demás; unos cuantos tienen el acaparamiento del éxito. Etcétera. 36 años de guerra sucia y terrorismo de Estado, de defensa del establisshment y de reprimir las aspiraciones populares de justicia social, democracia real y respeto a los derechos humanos, otorgaron a los oficiales del glorioso y pundonoroso Ejército Nacional el monopolio de patriotismo. Ser patriota era –y todavía es en ciertas mentalidades– estar adscrito a los dictados del Energúmeno del Norte, a un irracional anticomunismo, a percibir «doctrinas exóticas» incluso en Sermón de la Montaña o en «Voz y voto del geranio». En nombre de un espurio y obcecado amor a la patria nadie se ha arrepentido ni pedido perdón por sus atrocidades cometidas. (Entre civiles frívolos su patriotismo se reduce a la veneración fastuosa de símbolos y convencionalismos vacuos.)
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Diversificación policial. Hoy en día, los celosos guardianes de nuestra inerme seguridad han diversificado o subdividido sus funciones y actividades, según lo demandan los tiempos modernos y sus propias aptitudes y necesidades de sobrevivencia. Ha pasado la época romántica en que los señores agentes rasos estaban sólo pintados, parados en las esquinas de las calles dándole vueltas en el dedo índice a la cadena del gorgorito y chuleando traidas. Pero las sagradas e inexorables leyes del mercado exigen a todo aquel que porte una arma de reglamento, con o sin uniforme, a que preste sus servicios en el aseo o higiene de ciertos bichos o alimañas que minan la sociedad, pero también en la asesoría técnica y sobre todo práctica a enormes corporaciones ni autorizadas por la legislación vigente, reclutadoras éstas de variedad de profesionistas donde destacan los peritos en derecho. Todo ello con o sin la anuencia de Adelita, que no parece tan angustiada que digamos. (Por cierto, ¿y si Adelita se fuera con otro, el catorce a las catorce en punto?)
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Más y menos abstencionistas. A petición general, por este medio, Abstencionistas Anónimos se permite, una vez más, aclarar que nuestra asociación, dentro del universo abstencionista, viene a ser la parte, el capítulo o el sector histórico, institucional, intelectual, doctrinario, sistémico, documental, dialéctico, polémico, revisionista, contestatario y disidente, por lo menos, así reconocido por todo el aparato político y sobre todo politiquero, electoral y electorero de país de la eterna, incluido el no tal honorable Te Ese E. Porque abstencionistas hay muchos, por la gracia de Dios, pero no es lo mismo aquel que se abstiene de ir a depositar su sagrado y codiciado voto porque ese día amaneció en estado diarreico o con un dolor de muelas de grueso calibre, que el aplicado asociado nuestro, investigador y hasta erudito en la materia. Claro que ante las urnas, o mejor dicho a varios kilómetros de distancia de dichos recipientes sacrosantos, todos los abstencionistas somos iguales, aunque unos más que otros, podría decirse. Por definición, Abstencionistas Anónimos encarna la genuina heterodoxia política. Desobedientes y deliberantes. Contrarios a la partidocracia y la encuestodictadura. No nos atribuimos concesión o exclusiva alguna, pero en Abstencionistas Anónimos se aplican restricciones y nos reservamos el derecho de admisión. Cierto, somos elitistas y discriminadores, con un alto sentido de la omisión selectiva. Y tenemos la consigna del antiproselitismo activo. Todo triunfalismo es pírrico.
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Presencias prescindibles. Así como hay grandes ausencias, ausencias notables, sea en la sede de la ONU o en cualquier otra parte, también se dan las presencias insignificantes, prescindibles, casi triviales, debidas a la mediocridad, corta inteligencia, poca calidad, escaso mérito, exigua importancia, limitado interés de ciertos falsos líderes en asambleas ajenas a su hábitat, donde no encuentran su medida. (Cualquier parecido con la «despedida» de Buenagente Bershé en las Naciones Unidas no es ninguna coincidencia.)
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Radio Faro Cultural. De los 57 años que este 2 de octubre ?¿ayer?? cumplió mi maestra de música, 50 son míos, parte esencial en mi existencia de su alumno melómano.