R E A L I D A R I O (DCXCV)


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ALTA POLíTICA CAMIONETERA. No hay como las padecibles o sufribles camionetas del mal llamado servicio urbano de pasajeros para enterarse de los mejor elaborados juicios polí­tico – electoreros. No son reconocidos analistas ni politólogos con muchos cartones quienes, de viva voz, entre el traqueteo autobusero, emiten, breves, claras y certeras opiniones o valoraciones, sazonadas con locuciones de grueso calibre, acerca de todo el proceso votacional. Son personas bajo – clasemedieras (como este testigo mudo), des o subempleadas, sin seguro de nada (salvo de muerte), con escaso o ningún pisto en la bolsa, sin más horizontes que la acera de enfrente, jodidos pero contentos en la medida de lo posible, con la esperanza ya no verde sino como chirivisco quebradizo. Animales polí­ticos, al fin. También.

René Leiva

 


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    LOS MUERTOS TAMBIí‰N VOTAN.  A pesar de las instrucciones precisas giradas por la Coordinadora Nacional de Muertos, Finados, Difuntos y Similares de Guatemala (CONAMUFIGUA), en el sentido de que ningún difunto que esté muerto tiene ni derecho ni obligación de emitir sufragio, ello por razones más o menos obvias que serí­a largo y prolijo enumerar aquí­, se sabe de privados de vida que en burdo fingimiento de demencia, por excesivo ardor cí­vico (ya un tanto frí­o), o bien por obediencia a consignas de grupos oscurantistas y desestabilizadores, siguen empadronados y listos para acudir a las sagradas y benditas urnas el 11/9/11, lo cual está considerado como una forma heterodoxa de acarrear basura, actividad tradicional que por estas fechas también está suspendida para todos los señores muertos, sin excepción.
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DíA DE LOS INOCENTES.  Al tolerante y estoico pueblo de Guatemala se le hace saber que por órdenes inapelables del honorable e ilustrado Tribunal Supremo Electoral, el Dí­a de los Santos Inocentes ha sido trasladado al 11 de septiembre, en el horario acostumbrado. Para el 28 de diciembre, según marchen ciertos acontecimientos, oportunamente se dará a conocer el santo o la festividad que convenga al paí­s, a la República y a la Nación. (Quienes gustan hacer bromas inocentes el dí­a señalado, como se acostumbraba hasta no hace mucho, pueden hacerlas en la nueva fecha, que tendrán la misma validez, aclara el supremo.)
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SOMNOS.  En la fábula monterrosiana alguien se despierta, al menos. En la vida real seguimos no durmiendo sino dormidos. (Tenemos ojos y no oí­mos; tenemos oí­dos y no vemos.)