R E A L I D A R I O (DCLXX)


FALSAS CAJAS DE PANDORA. Cuando Epimeteo abrió la caja que Zeus habí­a confiado a Pandora, dos milenios antes de la era cristiana, la totalidad de males se esparció por el mundo con las terribles consecuencias que todos conocemos incluso hoy en dí­a. No obstante, con el auge de los productos hechizos, piratas o chafas, personas inescrupulosas pero muy emprendedoras han falsificado la famosa caja de Pandora, ya en serie, y la venden en determinados puestos callejeros como cualquier baratija, para que cualquiera que adquiera una de esas falsas cajas, la destape y supuestamente esparza pocos o muchos nuevos males. Pero consultada al respecto, Pandora, con obvia molestia pero muy serena, declaró que la original, genuina, legí­tima y auténtica caja es la que ella todaví­a conserva como un recuerdo de familia, muy bien cerrada, en lugar fresco y seco, lejos del alcance de los niños (y los adultos). Con el paso de los siglos, Pandora asegura haber descubierto innumerables falsas cajas de ella, de Pandora, pero cuyo destape, sobre todo en el paí­s de la eterna, es sólo una llamarada de tusas más, una cortina de humo, un asustar con cierto petate, etcétera. Su caja, advierte Pandora no sin alguna lógica, se destapó una vez y desde entonces ha estado abierta, por lo que resulta absurda la pretensión de volver (sic) a destaparla, aunque en el paí­s de la eterna cualquier prodigio de este tipo es posible. Aparte de que sólo la esperanza queda en el fondo de su caja.

René Leiva

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HUGO CHíVEZ, UNA INVENCIí“N. Aunque al parecer Hugo Chávez es una estrella en declinación, si no existiera dicha persona, personalidad o personaje en el ámbito latinoamericano, de carne y hueso, hubiera sido necesario inventarlo, sacarlo de alguna nada, crearlo por medio de la imaginación, darlo por cierto, de tan necesario que es, o era. Así­ fuera en una serie de ensayo, en una novela, cuento, obra teatral o cinematográfica, tradición popular o leyenda oral. Inventado con todos sus defectos, excesos, contradicciones, flaquezas. Y así­, chafarote y venezolano, culto y apasionado. Pero ahí­ está que no fue forzoso crearlo ni improvisarlo, pues fue forjado y descubierto por la propia historia, otra vez en carne y hueso, no ya de palabras, virtual o en simples imágenes audiovisuales. Culto a la personalidad y fanatismos absurdos aparte. (En todo caso, hací­a falta esa otra abrupta í­nsula humana en un mar de obedientes mediocridades.)

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EN UNA ORACIí“N. Conozco de cerca el caso excepcional de un partido polí­tico muy antiguo y democrático por antonomasia que nunca ha luchado por alcanzar el poder y jamás ha ganado unas elecciones generales y coroneles: el pueblo. ¿Alguna duda, pregunta u objeción al respecto?

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Algunos confunden su descubrimiento tardí­o de un poeta imprescindible con la invención del agua azucarada. (A la persistente memoria de Carlos Illescas.)