Quinto lugar


GLADYS_MONTERROSO

“Solo la violencia ayuda, donde la violencia impera” Bertolt Brecht

Noticias de prensa, que parecen pasar desapercibidas para la mayoría, y que son una tabla de medición, de la realidad que vive la sociedad, es la publicación de los informes que revelan que Guatemala, ocupa un “deshonroso” quinto lugar, con más homicidios a nivel mundial, dato que demuestra objetivamente, que nuestro país se encuentra sumido en la violencia que nos aqueja más cada día; debería de ser este dato, objeto de análisis, principalmente del equipo de gobierno en turno, ya que la violencia azota al país, sin que exista respuesta alguna, de corto, mediano y largo plazo.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es


Un 39.9 %, por cada cien mil habitantes de homicidios, no es el mejor referente para un país, que intenta salir del más, que subdesarrollo que vive, más aún, si sumamos a lo anterior el índice de mortalidad infantil, embarazos precoces, falta de educación, y otros males más, es obvio que los gobiernos que han precedido al actual, y este mismo, no han cumplido con uno de los objetivos principales del ejercicio, en teoría del poder, y es el de dar estabilidad, pareciera  que nos hundimos cada día más, en el eterno circulo violento de Dante, del que sintiéramos no poder salir.

Según el reporte del estudio realizado, los factores, por los cuales, en determinadas áreas la violencia es más marcada que en otros, como América Latina,  son  la violencia política,  y la relacionada al crimen organizado, elementos que dan como resultado una historia de violencia, por lo que, aunque suene irónico,  no es de asombrarse, más,  sí de preocuparse, el alto índice de homicidios en el país.

No hay un solo día que no se encuentre  cubierto de sangre, la que no distingue edad, condición física, ni sexo, por lo que el país entero vive en un abismo,  del que no se salva nadie, pues como lo repito, no existe sector alguno que no sea una probable víctima, sin que contemos con políticas públicas para prevenir, evitar y castigar la espiral en la que nos encontramos cautivos. No existe ciudadano alguno, que no haya vivido, viva, o le toque vivir,  en algún momento, ya sea que se transporte en vehículo público, en uno propio, o a pie,  estemos donde estemos, sentir que se nos enchina la piel, al comprender que nos encontramos a merced de la muerte violenta en cualquier momento.

Dijo, el representante de UNODC, encargada de realizar el informe en mención, que la presencia de armas es un factor importante, ya que en Latinoamérica el 60% de los homicidios son causados por arma de fuego, ¿Qué debemos hacer ante semejante realidad? ¿Sentarnos a ver el tren pasar y espantarnos las moscas? No, imposible, la situación debe cambiar, primero por las pequeñas cosas, como nosotros mismos, preguntarnos y contestarnos ¿Qué hago yo por la sociedad en que vivo? Encontrar la respuesta y aplicarla, ¿Cumplen las autoridades con el mandato que les hemos otorgado? No, es claro, debemos exigir el cumplimiento del mismo, por cualquier medio, todos son viables, siempre que el fin sea justo, no sé a ciencia cierta, pero creo, que, sin convertirnos en disco rayado al que ya no se escucha, debemos insistir, para que principie el reloj de la vida en convivencia a caminar, leo y escucho hablar sobre desarrollo, productividad, y otros,  necesarios para el país, pero objetivamente, si no existe un cambio, tanto existencial como hacia afuera, anteponiendo al ser humano, como el valor más preciado, lo anterior es sencillamente inviable, por lo que, no debemos perder de vista el objetivo principal: Justicia, en su sentido más amplio, para poder alcanzar los demás valores, ya que sin ello poco podemos hacer, y ante todo no mentirnos nosotros mismos, para poder iniciar desde adentro a enmendar lo de afuera.