Los separatistas kurdos mataron a 15 soldados turcos en 48 horas en el este y el sureste de Turquía, el balance más alto desde 1995, mientras el Gobierno se reunía hoy en Ankara para discutir un refuerzo del dispositivo contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Trece soldados murieron en un ataque perpetrado ayer por los rebeldes contra una unidad en misión en la provincia de Sirnak, fronteriza con Irak, anunció el estado mayor.
El ejército precisó que se lanzó una operación masiva para encontrar a los «terroristas» en territorio turco y «se dirigieron disparos contra los puntos de paso fuera del país», es decir Irak, por donde los miembros del PKK se infiltran desde sus bases del Kurdistán iraquí.
Este es el balance más alto de víctimas sufridas por el ejército turco desde hace 12 años.
Un ataque precedente en junio de 1995 había costado la vida a 15 militares en Semdinli, en la intersección de las fronteras con Irak e Irán.
El sábado, otro soldado murió en enfrentamientos con el PKK en Baskale (este), cerca de la frontera con Irán.
Por último, la explosión de una mina al paso de una patrulla militar en la madrugada del lunes en Lice, en la provincia de Diyarbakir, la más poblada de esta zona mayoritariamente kurda, agravó el balance a 15 muertos. Otros tres soldados resultaron heridos en este ataque, típico del PKK.
Inmediatamente después de la emboscada tendida a los militares, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan afirmó que la cuestión sería debatida el lunes en el Consejo de ministros y que se había convocado el Consejo Superior de la lucha contra el terrorismo.
«Vamos a evaluar la situación, en función de lo cual tomaremos ciertas medidas», declaró Erdogan.
El PKK, considerado como una organización terrorista por Ankara, Estados Unidos y la Unión Europea, lanzó en 1984 una lucha armada independentista. Desde principios de año aumentó sus ataques.
Cada otoño (boreal), el ejército turco realiza operaciones para impedir que los miembros del PKK que entran en Turquía con la llegada de la primavera desde las montañas de iraquíes puedan regresar a sus campamentos para pasar allí el invierno.
Según las autoridades turcas, al PKK le cuesta cada vez más lograr un apoyo local en el sureste del país a causa de las reformas pro kurdas realizadas por el Gobierno para reforzar su adhesión a la Unión Europea (UE).
Ankara considera que miles de rebeldes del PKK, tolerados o apoyados por los kurdos de Irak, aliados de los estadounidenses, utilizan el norte de ese país como base de retaguardia para lanzar operaciones contra el sureste de Turquía.
El ejército turco reclama desde hace tiempo la autorización de cruzar a Irak para perseguirlos.
Erdogan debería evocar esta cuestión con el presidente estadounidense George Bush durante un viaje a Estados Unidos previsto para noviembre.