QUIMERAS PRESIDENCIALES


Rosana Montoya, A-1 397908, rosana.montoya@yahoo.com

En esta ocasión, no nos quedamos con la miel en la boca, escuchamos lo que esperábamos oí­r.  Estadí­sticas elucubradas, todas a favor de la administración que mal rige el presidente Colom.  Si fuese verí­dico el informe con que mareó a la perdiz, durante el temático dato de  cifras, gráficas y estadí­sticas, todas confeccionadas a la medida de su mente, serí­a obvio que este gobernante estarí­a perdiendo su tiempo, dirigiendo los destinos de esta pequeña república mesoamericana.  Indudable, su contratación -cuando por fin acabe su interminable mandato- para dar charlas en prestigiosas universidades mundialmente reconocidas alrededor de los cinco continentes. Además podrí­a donar o vender el sistema logí­stico con que dio fin a las bandas del narcotráfico, sin disparar una sola bala.  A pesar de contar con armamento sofisticado, requisado del conflicto armado, donde el Ejército decomisó aquellos pertrechos de guerra con que contaba la guerrilla, para llevar a cabo la insurrección, hace más de 52 años; pero lo inaudito del dato presidencial, es que no fue necesario el uso de tan sofisticado armamento para someter al orden a los Zetas.  Y aún más cotizado, por imitar, de otros paí­ses subdesarrollados, como era Guatemala, hasta que llegó a la presidencia, la providencial figura del caballero Colom; fue el sistema de escolaridad, donde a las pruebas de estadí­sticas se remitió el mandatario; el prodigioso avance contra el analfabetismo en  comparación al mandato presidencial del entonces presidente Juan José Arévalo, de hace 65 años, no estamos mal según las matemáticas del ingeniero Colom.  Y qué decir de salud, donde la mortandad en madres preñadas es casi nula, no digamos la atención durante el parto, no ha registrado deceso alguno, en alumbramientos, bajo la acertada dirección del Ministro en esa cartera.  Los hospitales rinden sin aglomeraciones, la gratuidad trabaja como reloj de Catedral, todo en hora, sin precariedad, menos aglomeraciones.  Siempre y cuando el paciente espere un año y más para ser atendido para cualquier operación.  Si hubiese, hubiese, hubiese sido verí­dico.  Pero, la realidad está en contraposición a lo que habla, el señor Presidente Constitucional de la República de Guatemala.  Me he preguntado muchas veces, quién le diseña, no solo los trajes, sino los discursos, mejor dicho en singular, porque es el mismo que repite cada vez que tiene un micrófono enfrente de él.  No importa que sea su aburrido programa, Despacho Presidencial, una copia del venezolano Chávez. Es el  mismo que acarrea en sus viajes a las provincias latinoamericanas, donde pretende apantallar a sus congéneres de otras latitudes en la misma región.  Así­ finalizó su informe presidencial -al fin de las cansadas-, al cuerpo diplomático, que lo arropó en momentos difí­ciles durante su mandato, entiéndase los 3 tediosos años que lleva en jefatura.  La única verdad de la cantaleta, no informe, es que quiere más pisto. Desde no muy lejos se podí­an escuchar los ví­tores de la multitud, comprada, empadronada, acarreada e inscrita como correligionarios del partido de la UNE, a cambio de una ayuda condicionada.Â