Después de una semana en el campo, para visitar caminos y veredas que recorrí hace mucho más de medio siglo, me topé con amigos de infancia, que tienen sus centavos, pero ellos me consideraban a mí rico, sólo por el hecho de vivir en la ciudad.
Siempre que los resentidos sociales escriben, lo primero que les aflora es el don natural de la envidia, que es la inconformidad multiplicada por unas diez veces. Dios nos dio esa inconformidad para que no nos sentáramos a esperar el maná del cielo y lucháramos para mejorar nuestro nivel de vida, pero cuando ésta empieza a crecer con desmedida, es cuando se convierte en envidia y odiamos al que tiene.
La famosa expresión que aflora de los resentidos sociales, es contra los ricos o la oligarquía; pero será que alguna vez se sentaron a meditar qué es lo que quiere decir la palabra ricos y quienes son realmente considerados ricos. Yo creo que nunca lo han hecho, pues si lo hicieran se darían cuenta que ellos son también considerados ricos, por los que tienen menos que ellos.
Para la mayoría de los que viven por allá en las aldeas o en ranchos en la montaña, los ricos son los que viven en los municipios, en las cabeceras departamentales o en la ciudad. Para los que viven en las limonadas son ricos, los que viven afuera de los barrancos o en colonias residenciales; los de las colonias de clase media, son ricos los que viven en la zona 10, en la 14 o en la carretera a El Salvador, etcétera, así cada uno va definiendo la escala superior.
Por eso digo, que cuando los políticos en su ignorancia llegan a las limonadas a soliviantar a los que allí viven contra los ricos, no se dan cuenta que el también es candidato a la guillotina, ya que vivir afuera de esas latitudes, lo convierten en rico.
Para el que no tiene carro, rico es el que tiene carro, por pichirilo que éste sea, por lo que al ahorrar unos centavos lo primero que hace es comprar un su carrito para mejorar de estatus. Lo que no sabe es que eso lo bajará de su posición actual, pues el carro lo podrá hacer caminar si sabe bastante de mecánica, de lo contrario perdió gran parte de sus ahorros.
Visto de esta manera, que es como nos vemos unos a otros, siempre habrá alguien que nos considere ricos y nos apuntarán con el arma de la envidia, que es peor que las armas de fuego.