Tras el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, John F. Kennedy utilizó una doble vía para consolidar la hegemonía estadounidense en el área; la Alianza para el Progreso y el militarismo. De la mano de la Doctrina de Seguridad Nacional, Washington y los ejércitos latinoamericanos definieron al «enemigo interno» el comunista, el Tupamaro, el Montonero, las FAR, los cívicos de Genaro Vasques y Lucio Cabañas y la Liga 23 en México, como encarnación de la «antipatria» y la «subversión atea» La contrainsurgencia echó mano de la guerra sucia, los Escuadrones de la Muerte y el paramilitarismo en el campo, y condujo al terrorismo de Estado, con un saldo de ejecuciones sumarias extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturados, presos políticos y exiliados. También aplicó la guerra de baja intensidad contra Guatemala, contra la Nicaragua sandinista e invadió Granada y Panamá.
Tras la autodisolución de la Unión Soviética (1989), a la par del neoliberalismo, Washington impulsó la » guerra » a las drogas, el narcotráfico como sustituto del fantasma comunista.
El responsable de Prensa Libre logra que cuando uno se levanta enterarse de hechos no reales, me pregunto ¿qué quiere cuando dice lo que quiere? y, lo más duro, dramático y seguramente insoportable si nos ponemos a pensar, no nos extraña el hecho de que nos pueda extrañar.
Gran parte de la población sabe, en efecto, que las palabras están adulteradas y se preguntan qué se puede hacer, en lo personal lamento el poco conocimiento del responsable, esta adulteración, esta inversión de los sentidos, este envenenamiento que lentamente me aturde, hay que pedir un deber de insistencia y un incierto deber de exactitud.
El primero es más fácil, insistir en lo que se sabe, recordar correctamente, para que las palabras no pierdan su sentido, los hechos evidentes, recordar por ejemplo la crueldad y el horror de la contra nicaragí¼ense, recordar que esa crueldad fue pagada y alimentada por los Estados Unidos, recordar que Jacobo Arbenz, Patricio Lumumba, Ernesto Guevara o Salvador Allende, fueron depuestos por la fuerza de sus cargos legítimos, hay que recordarle al responsable del artículo publicado lo siguiente, no olvidemos que la locura es una enfermedad del lenguaje, así mismo la cita del Filósofo francés, «La historia que se repite se convierte en farsa. La farsa que se repite se convierte en historia» al final diré, que se pueden tener diferentes valorizaciones sobre Cuba, sobre su sistema, sobre de Fidel, pero la verdad siempre por deber moral, tendrá que seguir siendo la verdad.