¿Quién tiene la razón?


Son públicas las diferencias de criterio sobre la creación de la Policí­a de Investigación que se produjeron entre el Fiscal General, Amí­lcar Velásquez Zarate y Hellen Mack ante la Comisión de Puntos Constitucionales y Legislación del Congreso de la República.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Al respecto el Fiscal argumenta que tiene precariedad de presupuesto y los 30 investigadores que trabajan en el Ministerio Público no son suficientes por lo que ve favorablemente la iniciativa de ley que presentara el diputado Aní­bal Garcí­a, propuesta que crearí­a la Policí­a de Investigación. Por el contrario, la licenciada Mack manifiesta que la nueva institución originarí­a más burocracia y sólo retardarí­a los procesos, adiciona que es absurdo crear más burocracia en lugar de fortalecer la Policí­a Nacional Civil.

Ante estas argumentaciones, el diputado Mariano Rayo evita comprometerse y dice lo que ya es obvio: «Serán los diputados quienes decidan la creación de este nuevo ente». Es evidente, no sólo la discrepancia de criterio sino el que no queremos darnos cuenta que la dispersión y la creación de diferentes policí­as, ante todo en un paí­s donde la tasa de impuestos es tan baja, no debe de producirse.

En los Estados Unidos, a raí­z del atentado de las Torres Gemelas, en Nueva York, se comprobó que la CIA no hablaba con el FBI y que la información que manejaba el Pentágono no la conocí­a el Servicio Secreto, mucho menos las policí­as estatales y ello sucedí­a en el paí­s que se dice es el más poderoso del mundo.

La licenciada Mack, acertadamente está señalando que no se debe burocratizar aún más y también el Fiscal está señalando correctamente que su presupuesto es precario; por consiguiente, en lugar de aumentar la burocracia es procedente aumentar la eficiencia y de ser posible aumentar la carga tributaria, dotar de más recursos tanto a la Policí­a Nacional como al Ministerio Público.

De lo contrario si sólo nos lavamos las manos no nos extrañemos que igual que ha ido creciendo enormemente la Policí­a Municipal de Tránsito y se le ha dotado de tan folclóricos uniformes que más pertenecen a la costumbre e idiosincrasia del imperio británico, nos podrí­a parecer una policí­a de investigaciones que usara gorritas escocesas al estilo Sherlock Holmes y por supuesto pipa y lupa también pero que requerirí­a su edificio, director y subdirector general, personal administrativo, infraestructura material y una serie de vehí­culos blindados y no blindados, así­ como otro chorro de gasolina.

No sólo Estados Unidos es ejemplo de la dispersión de la información, de la investigación a través de muchas policí­as, en Sur América, en diferentes paí­ses, también se ha producido esa dispersión y los diferentes gobiernos han tenido que enmendar la plana.

Mejor serí­a que el Ejecutivo y el Legislativo analizaran seriamente qué es lo que más conviene en las fuerzas de seguridad y orden, tener un montón de cuerpos y organizaciones o reducir hasta donde sea posible el número para -incluso- tener sólo una Guardia Nacional y un cuerpo de policí­a integrado y dotado adecuadamente de recursos humanos y económicos.

En cuanto al Congreso y a sus miembros, no deben enamorarse de sus iniciativas de ley sino encontrar las respuestas y soluciones adecuadas para mejorar la seguridad y la justicia.