¿Quién mató a los Musa?


Francisco Cáceres Barrios

Disculpen mis lectores si me mantengo dentro del grupo de los que no se dejan llevar por la primera. No es que dude de todo o que mi desconfianza llegue a niveles que alteren mi estado psicológico, de tal manera que me vuelva tozudo y que para todo recurra a las palabras bí­blicas de Santo Tomás: «Hasta no ver no creer». Tampoco, con lo que voy a exponer a continuación, estoy poniendo en tela de duda lo que dijo Carlos Castresana, comisionado de la CICIG, pues es indudable que el pasado 12 de enero presentó un meticuloso informe de las conclusiones a que llegó después de ocho meses de llevar a cabo una exhaustiva investigación pero, ateniéndome a sus propias palabras, dijo claramente que su exposición era la lí­nea de investigación de la parte acusadora, que no significaba establecer a los culpables, ya que ésta es labor que corresponde a los jueces evaluando las pruebas que se le presenten y, dijo algo todaví­a más importante que debiera llevarnos a la meditación y a un mejor razonamiento: «que la investigación continúa».

No es entonces un caso cerrado. Basado también en las palabras del señor Castresana, el drama vivido por el Lic. Rodrigo Rosenberg empezó tras el asesinato de Khalil y Marjorie Musa, el que hasta el momento no ha sido esclarecido, asunto de vital importancia para poder llegar a otras conclusiones, las que muy bien podrí­an hacer cambiar el panorama presentado tan sombrí­o y hasta cierto punto «increí­ble». En otras palabras, la situación exacta de la investigación llevada a cabo hasta el dí­a 12 de enero, sigue siendo tan solo una hipótesis en busca de establecer quiénes fueron los culpables, asunto que toca definir a los tribunales de justicia después de evaluar las pruebas que plena e irrefutablemente, sin dejar lugar a dudas, le sean aportadas.

De mi parte, bien podrí­a actuar de igual manera a como lo han venido haciendo después de la conferencia de prensa del señor Castresana partes interesadas proclives a brindar apoyo incondicional al gobierno de turno, pero eso además de resultar irresponsable, es inclinar información por intereses creados a favor de una de las partes. Por ello y por haber conocido la clase de persona que fue en vida el Lic. Rosenberg, jamás podrí­a sentirme satisfecho de la investigación hasta el momento llevada a cabo, sino hasta que se aten debidamente todos los cabos que siguen sueltos, lo que bien podrí­a llevarnos a entender las razones que tuvo Rodrigo para hacer las claras y contundentes acusaciones que dejó plasmadas en su video antes de partir hacia lo desconocido. «Lo que abunda no daña» ¿no es cierto?