En Santa Cruz Balanyá, Chimaltenango, ha habido en los últimos años un conflicto territorial entre una cofradía y la Iglesia Católica; talvez, no nos hemos enterado mucho, porque los medios de comunicación dan mayor importancia a los grandes casos, pero irresolubles, de corrupción, si es que sobrepasan los 80 millones; o dedican grandes espacios, de una página, si es que las partes en disputa se llamasen Hugo Chávez y RCTV.
mcordero@lahora.com.gt
Trata, en resumen, de la exigencia de la Asociación Cofradía del Sacramento, sobre la devolución del terreno de 16 mil metros cuadrados, que hoy día está en posesión de la Iglesia Católica, específicamente, del Obispado de Sololá y Chimaltenango.
Según refieren las fuentes, la Asociación Cofradía del Sacramento ha presentado, para las disputas legales, documentos históricos y títulos de propiedad, pero éstos no han sido tomados en consideración, o, al menos, no han servido para ganar el caso; pero han anunciado que acudirán a instancias internacionales.
No quiero profundizar en este fallo, puesto que no conozco los documentos presentados ni la realidad del caso. Simplemente, me ha llamado la atención que la parte demandante ha presentado pruebas históricas, incluso centenarias. Pienso, pues, en la gran conflictividad añeja que aplasta a nuestra sociedad.
Y no sólo los documentos presentados para este caso, sino que nuestros códices y memoriales indígenas coloniales hasta hace poco han adquirido fidelidad histórica, pero estamos lejos de reconocerlos como documentos legales.
Y es que el mismo aparato hegemónico, ha legitimado solo algunos procesos y documentos legales, en esencia, aquellos que defienden la preservación del poder. Los grandes y graves problemas de Guatemala son históricos, talvez la mayoría coloniales, y algunos, incluso, precolombinos.
Me parece que un verdadero aparato estatal debería estar bien asesorado para realizar un análisis histórico de la sociedad guatemalteca, especialmente en estos y otros problemas. De nada sirve al Gobierno, por ejemplo, tener fortaleza para impulsar una reforma tributaria, sin estudiar que ésta ha sido motivo de conflicto incluso desde tiempos coloniales, lo cual se convirtió en una de las causas de la emancipación.
En cuanto a la tenencia de la tierra, se saben, y hasta podrían ser enumeradas, las veces en que, a plumazo presidencial, han sido otorgadas tierras, a pesar de que, en ese momento, tenían propietario según el aparato legal vigente en la fecha.
Un ejemplo, que no provoca tantos rencores, es el de la construcción de la historiografía guatemalteca, en que poco se reconocen aportes históricos de fuentes no occidentales. Los monolitos e inscripciones en escalinatas, para algunos, sólo son muestras de arte o de cultura maya, pero no se le da su valor histórico. Y no sólo eso, sino que entre las fuentes «occidentalmente aceptables», sólo se han tomado las convenientes, las que no critican las estructuras de poder, sino que, al contrario, las solapan y las dejan que continúen flotando sobre remansos de paz y bonanza (¿verdad, Carlos Sabino?)
Es lamentable reconocer que el caso de Santa Cruz Balanyá nos recuerda que le tenemos miedo a la Historia. Este caso ha provocado, por si no sabía, simpatías a nivel internacional; pero en Guatemala, sólo es un caso más, de esos que no logran solución
a través de la justicia nacional. (http://diarioparanoico.blogspot.com)