Quién gana y quién pierde en el Congreso de la República


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Al momento de llegar a la mitad del mes de agosto, en medio de una parálisis legislativa sin precedentes y escuchando los argumentos y señalamientos que se dirigen las distintas bancadas y sus líderes, tal parece que nada más nos queda realizar el recuento de daños del más improductivo periodo legislativo que se recuerde.

Juan Antonio Mazariegos G.


Como es del conocimiento público, la agenda legislativa se encuentra paralizada en virtud de la interpelación que la bancada Libertad Democrática Renovada dirige al ministro de Cultura y Deportes, Carlos Batzín. Dicha interpelación lleva ya varios meses en el Congreso y únicamente  ha sido suspendida, bajo dos argumentos, el primero, cuando luego de múltiples ruegos de distintos sectores se logró que Guatemala  ratificara tratados con la Comunidad Económica Europea y Perú y de haberse hecho público que la no ratificación de los mismos traería enormes perjuicios para Guatemala. Y la segunda, cuando la interpelación fue detenida, al momento de que diputados al mismo Congreso, interpusieran acciones ante la Corte de Constitucionalidad para que se pudieran integrar las distintas comisiones que funcionan en el Congreso y cuando dicha Corte, en un polémico fallo en el que se puso en duda la independencia de poderes, ordenó la suspensión de la interpelación para que pudieran integrarse dichas comisiones.

Fuera de los casos ya relacionados, la situación en el Congreso continuó con la misma inercia de inactividad, hoy el Ejecutivo es el que necesita que se suspenda la interpelación buscando la aprobación de los ya famosos bonos para pagar la deuda flotante y de una serie de préstamos que en conjunto con los bonos le llevarían a sus arcas un poco más de 6.5 millardos de quetzales. Esta suma, traducida a presión legislativa es mucha suma y en  consecuencia los señalamientos, acusaciones y artilugios legislativos nos muestran hoy lo mejor de su repertorio, señalamientos de campañas anticipadas, señalamientos en cuanto a la calidad y legalidad de las obligaciones que conforman la deuda flotante, condicionamientos de apoyos y hasta la noticia de la creación de una nueva bancada pro bonos a integrarse por una serie de angelitos tránsfugas profesionales.

En medio de este maquiavélico escenario, resulta que para buscar simpatías en algún lado se presentan proyectos de ley con nombres rimbombantes, los cuales pretenden impulsar el buen corazón de los guatemaltecos bajo nombres como el de leyes de transparencia o de fortalecimiento, las cuales lamentablemente al ser leídas dejan muy mal parado su nombre y muy en alto la duda sobre cuáles son los verdaderos motivos que las impulsan.

Al momento de hacer el recuento de los daños y de analizar quién gana y quién pierde con todo esto,  creo que nadie lo expresó mejor que el jefe de la bancada del Partido Patriota, Arístides Crespo, quien esta semana en conferencia de prensa manifestó “en los 28 años de retorno a la democracia, nunca antes como ahora el nivel de desprestigio había sido tal hacia la clase política”. A estas alturas del partido ya no sé si incluso es mejor que la interpelación continúe indefinidamente, al final cuando menos así nadie pierde en el Congreso de la República.