¿Quién estaría interesado y se vería beneficiado al conocer cada uno de los movimientos y acciones que emprende el Presidente de la República, su esposa y más cercanos colaboradores?
¿El encargado de la seguridad del mandatario y su familia, Carlos Quintanilla conocería de esta trama?
La respuesta a éstas y otras preguntas, ni siquiera el mandatario las conoce, toda vez que al declararse víctima de espionaje, tras ser descubiertas grabadoras y cámaras de video ocultas en la casa presidencial, su domicilio y oficinas privadas, dice estar dispuesto a dar con él o los responsables de vigilarlo.
Los expertos lo primero que se preguntan es ¿Quién ha sido opositor o contra quién ha implementado acciones fuertes del Presidente? La respuesta permitiría establecer qué personas o sectores estarían interesados en esa vigilancia. ¿Podrían ser poderosos empresarios, políticos opositores, militares e inclusive los propios allegados al mandatario?, vuelven a cuestionar.
El poder que se acumula en la Presidencia es tan grande, al conocerse la información de cada uno de los movimientos del gobernante le permitirían a sus vigilantes actuar paralelamente, contrarrestar cualquier medida en su contra o generar acciones para equilibrar el poder y no permitir cambio alguno. Como dice el refrán, «El que tiene la información tiene el poder».
En esta trama, las acciones de inteligencia y contrainteligencia utilizadas en la época de la guerra, vuelven a formar parte del esquema montado alrededor de la seguridad del mandatario.
Tan sólo hace cinco años, los señalamientos en contra del Estado Mayor Presidencial, cuyos miembros se vieron involucrados en actos de espionaje y corrupción, ahora vuelven a repetirse, con la diferencia que el círculo de seguridad más cercano al jefe de gobierno está en manos de civiles que trabajan para la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, SAAS.
«Si así está el círculo de seguridad del Presidente qué podemos esperar con la de cualquier otro ciudadano. Sólo el hecho de vigilar genera un poder», dijo el sociólogo, Julio Donis.
Destronado
El otrora hombre fuerte de la seguridad del Presidente, Carlos Quintanilla tuvo el poder en sus manos, influyó en el nombramiento de ministros y otros funcionarios. Siete meses bastaron para que ayer saliera por la puerta de atrás, aunque su relación con el mandatario se había venido deteriorando. Lo vivido en las altas esferas del gobierno, trae a la mente el accionar de Vladimiro Montesinos, sólo que el ex asesor montó su red de espionaje para vigilar a los enemigos del presidente Alberto Fujimuri, en Guatemala el vigilado era el Presidente.