¿Quién es quién en Nicaragua?


Daniel Ortega pide una

El próximo domingo, Nicaragua deberá decidir quién será su nuevo presidente. Hay cinco candidatos, tres de izquierda y dos de derecha. ¿Quién ganará?


Daniel Ortega: el favorito

Daniel Ortega, el candidato del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pide una «nueva oportunidad» a los nicaragí¼enses para hacer su «revolución espiritual y solidaria», dieciséis años después de que lo expulsaran del poder en las urnas.

«Pedimos una oportunidad de gobernar en paz, porque si con guerra el FSLN dio educación, salud, trabajo a la población, qué no podrí­amos hacer sin guerra», repite un mí­stico Ortega a lo largo y ancho del paí­s.

Mucho ha llovido desde que el lí­der sandinista conquistara el poder en 1979 con las armas, las mismas que usó para defenderlo en un conflicto armado, auspiciado por Estados Unidos, que dejó cerca de 50.000 muertos y destruyó la economí­a relegándola a la más pobre del continente detrás de Haití­.

Pero no lo suficiente para que en Washington un retorno de Ortega deje de ser visto como un peligro para la región centroamericana por sus relaciones con el venezolano Hugo Chávez; el cubano Fidel Castro y el boliviano Evo Morales.

Eduardo Montealegre: el desafí­o de Ortega

Eduardo Montealegre, un acaudalado polí­tico de 51 años, al que sus adversarios tildan de arrogante, logró recabar el apoyo de Washington y de un importante sector de la empresa privada nicaragí¼ense para erigirse como el único candidato de la derecha capaz de derrotar al izquierdista Daniel Ortega en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.

«El único que le puede ganar a Ortega es Eduardo Montealegre», repite este ex banquero que abandonó la comodidad de su lujosa residencia con frondosos jardines, al sur de la capital, para adentrarse en los barrios y comarcas del paí­s en busca de votos.

Montealegre, segundo en las encuestas, pretende llegar a la presidencia con la emergente Alianza Liberal Nicaragí¼ense (ALN, derecha) que formó el año pasado tras su expulsión del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), con el beneplácito de Washington y la administración del presidente Enrique Bolaños.

Este hombre menudo y bien parecido, apodado «El ratón» al igual que su millonario padre, ha invertido un enorme capital humano, polí­tico y económico para alzar a su partido como la alternativa al sandinismo de Daniel Ortega.

José Rizo: a la sombra de Alemán

El abogado y caficultor José Rizo, candidato del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), aspira a ganar la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre pese a la estela de escándalos de corrupción que han llevado al lí­der de su formación, el ex presidente Arnoldo Alemán, a una condena de 20 años.

Este amigo de Alemán, quien cumple los 20 años de pena en régimen domiciliario, es tercero en intención de voto, aunque dice ser el único que puede derrotar al candidato sandinista Daniel Ortega, favorito en los comicios del domingo.

Edmundo Jarquí­n: feo pero honrado

Edmundo Jarquí­n, un izquierdista moderado que se lanzó a la campaña presidencial tras la muerte del carismático lí­der de la disidencia sandinista Herty Lewites, ha seducido a muchos nicaragí¼enses con su buen humor, energí­a y deseo de cambiar «el rumbo tan torcido que lleva la polí­tica y economí­a de Nicaragua» en las elecciones del 5 de noviembre.

Jarquí­n se lanzó a la aventura electoral por el disidente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS, izquierda) con el lema «el feo que quiere una Nicaragua linda» tras la muerte por infarto del popular Lewites.

Edén Pastora: el ex guerrillero

El legendario ex guerrillero nicaragí¼ense Edén Pastora, el Comandante Cero, que en 1978 dirigió el comando sandinista que tomó por asalto el Palacio Nacional, se postula por primera vez a la presidencia de Nicaragua porque quiere hacer algo por su pueblo «hundido».

«Yo tuve muchas oportunidades de defender a este pueblo con el arma en la mano exponiendo mi pellejo, ahora quiero una oportunidad cí­vica para ayudarlo, por eso quiero ser presidente», dijo Pastora, de 70 años y 21 hijos, en una entrevista.

Comandante Cero fue el nombre que utilizó en la toma al Palacio Nacional, el 22 de enero de 1978, en la que mantuvo secuestrado a diputados del viejo régimen para pedir la liberación de altos dirigentes de la guerrilla como Daniel Ortega y Tomás Borge.

Después del triunfo de la revolución de 1979, Pastora fundó y dirigió las Milicias Populares Sandinistas que pasarí­an a formar parte de la reserva del ejército, ocupando a la vez altas responsabilidades en el ministerio del Interior (Seguridad) y en el Consejo de Defensa de la Revolución, entre otros cargos.

En julio de 1981 Pastora decidió renunciar a todos los cargos del gobierno revolucionario por discrepancias con los nueve comandantes del FSLN, entre ellos Daniel Ortega.