Querer es poder


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Para conseguir lo que uno se propone necesitamos primero desearlo, luego conjurar a nuestra fuerza de voluntad y seguir dedicadamente cada paso con perseverancia. De la voluntad se dice que es la capacidad para ponerse objetivos concretos y su lucha por alcanzarlos. Para ello se considera importante lidiar con tolerar la frustración. Al no pretender que todos los resultados sean inmediatos, por lo cual hay que saber esperar y continuar en el camino elegido.

Dra. Ana Cristina Morales


Voluntad proviene de la palabra latina voluntatis que significa querer. Cuando se quiere algo existe una determinación, una intención, un firme propósito y un estar de lleno en el trabajo que pueda implicar, involucrándose y comprometiéndose a su logro.

Por lo que existe la distinción entre desear y querer.  Lo primero puede ser  de momento y luego se pierde, consiste en algo de naturaleza más emocional. Mientras el querer pertenece al dominio de la voluntad, la cual posee firmes intenciones, tenacidad para continuar con los planes realizados y tolerancia ante los eventos adversos. Ya que cuando estos surgen, la voluntad inclina a la persona a continuar trabajando hacia su objetivo, aunque el camino le parezca difícil. De manera contraria las cosas que se realizan de mala gana, se hacen verdaderamente difíciles en su ejecución si se realizan sin querer. La voluntad  es vista como una gran fuerza en el ser humano.  Y si en verdad se desea algo, se busca, se encuentra  y se procura.

Pruebas de voluntad son los esfuerzos que se ponen en juego cuando realizamos algo que realmente no queremos ejecutar.  Pero que se considera como una responsabilidad, así que se habilitan los sentidos y la energía en función de concluir determinado trabajo o tarea. Pero la voluntad puede ser una expresión espontánea cuando la persona se siente muy motivada a realizar algo que considera importante y de bienestar para su vida.

La voluntad se expresa como un ordenamiento de la propia conducta. Es una clase de energía interna que mueve a una persona a hacer o no hacer determinada acción.  En donde se objetiva la priorización de escalones que conducen a la obtención de los resultados deseados. Los cuales no se observan de manera inmediata, sino que con el correr del tiempo, el trabajo, la dedicación y el esfuerzo puesto en lo que se procura realizar. En la filosofía contemporánea se plantea como valor fundamental.

Se ha dicho que nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta y que el valor no consiste en la ausencia de miedo, sino el miedo junto a la voluntad de seguir.  La falta de voluntad puede observarse cuando no se prioriza lo importante, cuando de manera frecuente se extiende una excusa al no cumplir con la realización de lo planteado o demandado. Al sentirse derrotado de manera fácil ante los obstáculos que surgen para alcanzar determinada meta. Al respecto, Thomas Alva Edison, inventor norteamericano nos dice: “Muchos fracasos de la vida han sido de hombres que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron” y “Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo”.

La voluntad necesita de saber caer y levantarse, de no rendirse de manera fácil, tal como se aprende a caminar. Cada caída  se convierte en un nuevo comienzo. Y al reiterar cada acción se  crean hábitos – conductas que se realizan de manera asidua y llegan a integrarse en la vida de una persona. La voluntad, de alguna manera,  margina lo superfluo y se centra en lo importante. No busca gratificantes inmediatos. En ella se observan la práctica de la consciencia, elección, determinación,  disciplina, constancia, dedicación, esfuerzo, perseverancia y realización.