¡Qué viva Guatemala! ¡Qué vivan los guatemaltecos!


Tí­tulo simplista y poco sugestivo para iniciar el andar por una columna acostumbrada al intento académico de teorizar, acostumbrada habitualmente al análisis de la polí­tica internacional; con el perdón de todos esta tarde he decidido tomarme el atrevimiento para escribir sobre lo positivo de Guatemala.

Lic. Carlos Escobedo

Asturias, Menchú, Mérida, Arjona, Viñals, Monterroso, Cardoza, Lenhoff, Cabarras, Flores, Bressani, Orbaugh, Godí­nez, Stock y otros tantos y tantos talentosos guatemaltecos que por espacio o por desconocimiento no he podido citar; estos ilustres connacionales sumados a los miles de miles de héroes que se levantan temprano a trabajar, a servir el pan, el periódico, a manejar la camioneta, los albañiles, los migrantes que con su esfuerzo y dolor aportan a la economí­a de su realidad y a la economí­a guatemalteca, al policí­a honesto, al profesional con conciencia, al maestro, al indí­gena, los jardineros, al bombero, al cocinero, al hombre con la sonrisa a flor de piel, al marchante, al vendedor, al comerciante, a la madre abnegada, al taxista, al campesino, al estudiante, al del call center, al medico de turno, al guardián, al que se acuesta tarde, al que trabaja de noche, a todos aquellos que generan empleo, al que paga sus impuestos a toda esa gente linda que conforma el conglomerado de nuestra nacionalidad chapina.

Varios elementos distinguen al chapí­n: su laboriosidad, su amabilidad, su impuntualidad (la hora chapina), la capacidad de hacer chiste incluidos los momentos amargos, la música melancólica, la herencia maya, la capacidad de aguante, sus dejos al hablar, el vos y el tu entremezclados.

Esta tarde quiero referirme únicamente a las cosas buenas del ser guatemalteco y a la bendición de haber nacido en esta hermosa tierra, esta tarde quiero referirme a la intelectualidad chapina, al ingenio, al músico, al tejedor de sueños, al soñador de paz, esta tarde quiero referirme a la tierra con los amaneceres mas bellos, los volcanes, sus lagos, su riqueza cultural y su diversidad étnica, esta tarde quiero referirme al potencial chapí­n de querer salir adelante, a no darse por vencido, esta tarde quiero decir que amo a mi paí­s, esta tarde quiero decir que tenemos un gran potencial, un gran capital humano y que en nuestra Guatemala también hay cosas lindas, fantásticas, que el milagro de reinventarse constantemente es el resultante de un colectivo con espí­ritu de lucha, que Guatemala ha superado momentos amargos durante su historia, que los guatemaltecos somos gente capaz, que cuando queremos algo lo conseguimos y que pese a ser una Nación con un poco mas de 100 mil km2 y menos de 14 millones de habitantes tenemos un lugar preferencial en el mundo, que nuestros artistas, académicos, nuestros productos y marcas registradas son internacionalmente reconocidos, que Guatemala es un gran paí­s gracias a su potencial humano entre otras cosas bellas.

Durante el tiempo que llevo realizando análisis internacional he podido apreciar que la «suerte» de los paí­ses no es tal sino que es el resultante del esfuerzo colectivo, de la sociedad cohesionada, de los objetivos comunes y del esfuerzo compartido.

Esta tarde quiero decir simplemente y perdóneme usted el atrevimiento: ¡Qué viva Guatemala! y ¡Qué vivan los guatemaltecos!