«Qué trancazo» (III)


El trago de intervenir era amargo. Nos preocupaba esa posibilidad y que un grupo de personas tan conocidas y cercanas a la supercúpula económica hubiese obrado y colocado al banco que fundaron en ésa precaria y comprometida situación. Previniendo, decidimos solicitar urgentemente el diagnóstico del Banco Empresarial S.A.; la información que existí­a y que inexplicablemente no se habí­a hecho pública por los medios de comunicación social, señalaba que el banco estaba grave.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El diagnóstico señaló que se le habí­an otorgado sobregiros en cuenta de encaje repetidas veces: por Q14 millones, Q76 millones, Q77 millones y así­ diferentes montos. En total, los adelantos de reestructuración financiera fueron de Q200 millones que recibieron hasta enero de 2000. Además habí­an captado recursos de entidades del Estado por Q410.4 millones.

Recordemos que dentro de la junta directiva del Banco Empresarial, además de las personas ya mencionadas, se encontraba el ingeniero Ví­ctor Suárez (ex directivo de la Cámara de Industria, ex representante de CACIF en la Junta Monetaria y ex presidente del IGSS); así­ como una hermana de Marco Tulio Sosa Ramí­rez, lo que les permití­a mucho peso polí­tico y empresarial.

Otro aspecto que afectaba su liquidez era que del total de inversiones temporales que poseí­a de Q95.4 millones, Q49.1 millones correspondí­an a acciones de empresas comerciales que formaban parte del aporte a capital realizado el 30 de noviembre de 1999 del Grupo de Inversiones Pro S.A. y de las inversiones del Grupo de Inversiones Pro Guatemala S.A., mismas que se consideraban de difí­cil realización.

La cartera de créditos, al 31 de enero de 2001, ascendí­a a Q703.3 millones, de los cuales Q363.4 millones correspondí­an a cartera crediticia vinculada o relacionada a sus accionistas; de estos Q193.3 millones tení­an reserva de valuación del 100% por dudosa recuperación y estaban pactados a una tasa de interés cero, algo completamente inusual. Además Q128.8 millones tení­an una tasa del 15 por ciento anual, pagaderos semestralmente, lo cual no les permití­a obtener recursos frescos que les ayudaran a superar los problemas de liquidez o a tener rentabilidad. (Datos públicos oficiales).

Pasaron los 90 dí­as, para nuestra decepción, en lugar de cumplir con lo ofrecido, incrementaron los retiros en más de Q60 millones, además pagaron una enorme supuesta consultorí­a por Q23.1 millones, hechos adicionales que implicaron que el 8 de febrero de 2001 la Junta Monetaria, por recomendación de la Superintendencia de Bancos, procediera, en aplicación del artí­culo 71 del Decreto 215, Ley Orgánica del Banco de Guatemala, a intervenir ésta institución bancaria que habí­a presentado problemas en su posición mensual de encaje en los dos últimos años, en 12 meses distintos; es decir, habí­a tenido desencaje en febrero, mayo, junio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 1999; en febrero, agosto, noviembre y diciembre de 2000; así­ como enero de 2001.

Continuará