«Qué trancazo» (II)


Marí­a Antonieta del Cid de Bonilla, ex Ministra de Finanzas y miembro de la Junta Monetaria desde el 2004, recientemente nombrada Presidenta del Banco de Guatemala y de la Junta Monetaria, en entrevista sobre el caso de Bancafé dice: «el sistema no se debilita». Agrega «se actuó a tiempo, pero creo que hace falta información más clara». Es comprensible que esta funcionaria desee dar la mayor confianza en el sistema monetario, todos sabemos que el pánico es el mayor enemigo de las financieras, de los bancos y de todo el sistema, por eso es tan delicado que cualquier institución bancaria o financiera entre en crisis.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En el gobierno anterior recibimos el trancazo, sin que el público o nosotros lo hubiéramos sabido antes de asumir, que varios bancos estaban en crisis; las leyes monetarias y financieras eran mucho más deficientes y no existí­a el Fondo para la Protección del Ahorro, creado posteriormente por nosotros. Por consiguiente, a los ahorrantes y depositantes sólo los podí­a proteger nuestra decisión polí­tica, lo que se hizo y evitó que miles de personas perdieran sus depósitos, hecho que por supuesto tuvo un costo financiero y un costo de imagen polí­tica. «De los males el menor».

En el 2000, varios socios y miembros de la Junta Directiva del Banco Empresarial solicitaron audiencia a la Presidencia de la República. Me correspondió presidir el grupo que los atendió, según recuerdo los visitantes fueron Mario Ricardo Falla Gonzáles, presidente del banco; el conocido catedrático de la Universidad Francisco Marroquí­n, arquitecto Juan Fernando Bendfeldt Simons (principal accionista), Edgar Antonio Heinemann Nathusius (ex presidente de la Cámara de Comercio) y Marco Tulio Sosa Ramí­rez (ex directivo de la Cámara de Industria, ex presidente de FUNDESA, ex diputado al Congreso de la República y ex Ministro de Salud). Nos manifestaron que pedí­an nuestros buenos oficios ante la Junta Monetaria para que se les concediera un nuevo plazo de 90 dí­as en los cuales ellos podrí­an recobrar el equilibrio de las finanzas internas del Banco Empresarial, que aportarí­an recursos sustanciales, que estaban a punto de negociar la venta del banco y así­ superar los problemas que durante años habí­an tenido en su negativa posición mensual de encaje.

Ante este inminente gran trancazo, manifestamos que analizarí­amos la situación pensando, como hoy lo dice la actual Presidenta del Banco de Guatemala, en que «el sistema no se debilitara».

Se nos informó que el Banco Empresarial habí­a sido constituido el 31 de julio de 1992 por conocidos empresarios, habiendo sido sus gestores de creación ante las autoridades monetarias los ingenieros Marco Tulio Sosa Ramí­rez y Julio Baudilio Campos Bonilla (ambos ex ministros del gobierno del PAN, que nos habí­a precedido y heredado ese delicado problema bancario).

La constitución del banco, al ser autorizada, se realizó ante los oficios notariales de Ricardo Sergio Szejer Orczyk (escritura pública 263) por los socios fundadores Jorge Eduardo Briz Abularach (ex presidente de la Cámara de Comercio y de CACIF), Mario Ralph Nathusius Rosenbaum, Luis Eduardo Suárez Valdez, Adán Stanislaus Praun Tarnawski, Wilfredo Antonio Alvarado Cabella, Hilda Magalhy Garza Sagastume y los ya mencionados Mario Ricardo Falla Gonzáles y Edgar Antonio Heinemann Nathusius; varios de ellos personas a las que yo conocí­a, apreciaba y habí­a compartido juntas directivas en la Cámara de Comercio, en la Asociación de Amigos del Paí­s y en CACIF.

Los técnicos opinaron que 90 dí­as era un riesgo menor que el tener que intervenir dicho banco, salvaguardando y logrando que «el sistema no se debilitara». Además, la solución implicaba que un banco integrado por tan conocidos dirigentes empresariales no continuara con una administración deficiente que sólo habí­a beneficiado a los accionistas y a sus administradores.

Continuará