Los asaltos y hurtos dejaron de ser la principal preocupación para los vecinos, comerciantes y empresarios de la Zona Viva, desde que se vieron obligados a enfrentar el crimen organizado y el narcotráfico. Algunos no dudaron en abandonar el área por el clima de violencia, mientras que otros trabajan junto con las autoridades para combatir la inseguridad, pero la amenaza sigue latente y crece cada día más.
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Ya transcurrió más de un mes desde el enfrentamiento en una taquería de la Zona Viva en la que fallecieron tres jóvenes, y de la que ya poco se habla. Sin embargo, el temor por la violencia en esa zona prevalece desde esa ocasión, en la que el temor sacudió a los vecinos del sector por un enfrentamiento armado que todavía no ha sido esclarecido.
Ese suceso alarmó a los vecinos y comerciantes sobre la amenaza inminente que representan los grupos armados del crimen organizado, cuyos efectos distan mucho de la delincuencia común.
«Cada fin de semana pasa algo», dice con tono indiferente un taxista estacionado en la 12 calle de la zona 10. «íšltimamente hay menos gente y es porque ya no se sabe cuándo va a haber una balacera».
De acuerdo con el entrevistado, varios taxistas han dejado el sector, debido a la situación de violencia, y la consecuente baja en la demanda del servicio de transporte personal. «Muchas personas saben que el lugar ya no es seguro y prefieren alejarse».
Por otro lado, un mesero, que trabaja en un restaurante del sector, dice que las ventas han bajado desde el mortal ataque contra la taquería, pero «poco a poco están mejorando las cosas».
No obstante advierte que siempre existe temor entre los comensales y algunos prefieren retirarse temprano del local. «En la madrugada mataron dos personas y parece que fue desde una moto que los atacaron; al final la gente se entera de estas cosas y le da miedo», indicó.
Un vendedor de tarjetas para celular, sentado en una jardinera frente a la citada taquería dice: «La situación de la zona 10 está mal, porque casi no hay control de las armas, las drogas y de las cosas que pasan acá».
«Quieren echarle la culpa a los vendedores, pero el problema está en la gente de las discotecas, porque ahí pasa de todo y nadie las controla», refiere.
De acuerdo con el entrevistado, los atracos y hurtos, que ya son comunes en la zona, no habían atemorizado tanto a los vecinos como los nuevos enfrentamientos y hechos violentos, en los que generalmente se utilizan armas de grueso calibre y no se evidencia que robar sea el objetivo de los victimarios, aunque en ocasiones se ven afectados muchos inocentes.
Los entrevistados coinciden en que la falta de presencia policial en el sector, el reducido control sobre el uso de armas y la presencia de criminales en el lugar ha generado una nueva forma de violencia.
Carlos Menocal, ministro de Gobernación, dijo recientemente que 7 locales comerciales habían cerrado sus puertas en la Zona Viva, debido en parte a la situación de inseguridad.
En un recorrido por el sector se constató que varios inmuebles están deshabitados y algunos locales comerciales y restaurantes tienen una escasa clientela, incluso en el horario y temporada en la que se esperan mejores ventas.
DELINCUENCIA Y TERROR
La Dirección General de la Policía Nacional Civil (PNC) refiere que entre enero y septiembre de 2010 se registraron un total de 349 hechos delictivos en la zona 10 capitalina.
El informe al cual tuvo acceso La Hora, revela que se cometieron 18 homicidios y 33 lesiones con arma de fuego, y se reportaron dos secuestros. Asimismo, se cometieron 22 robos a comercios y 158 robos de vehículos, entre otros hechos delincuenciales.
Sin embargo, en los últimos meses aumentó la violencia, y con ello la preocupación de los vecinos, comerciantes y empresarios del sector, por la participación de bandas de criminales y narcotraficantes involucradas en esos hechos.
El 16 de octubre se registró un enfrentamiento armado en una taquería, en la que resultaron tres personas fallecidas y varias heridas. El suceso todavía no se ha esclarecido, pero los indicios dan cuenta de que no se trató de un suceso delictivo común. En la madrugada del sábado 24 de julio pasado se encontró a cuatro hombres sin vida en el interior de un vehículo parqueado en la zona 10. La madrugada anterior -el viernes 23 de julio-, en un área cercana, yacían los cuerpos de dos hombres; uno de ellos tenía 35 impactos de bala en el cuerpo. El reporte de la PNC indica que en el lugar quedaron 65 casquillos de un fusil de asalto.
El último capítulo de violencia en la Zona Viva se registró en la madrugada del ayer. La Policía Nacional Civil informó que dos personas fallecieron, y otras dos resultaron heridas, durante un ataque directo. Las investigaciones preliminares refieren que las víctimas sufrieron un ataque armado, perpetrados por desconocidos que se conducían en motocicletas. En la escena del crimen se encontraron más de 20 casquillos de bala de 9 milímetros.
Además de los sucesos descritos, otros hechos han ensombrecido el ambiente de la zona 10, pero no han trascendido a los medios de comunicación.
TRABAJO CONJUNTO Y AMENAZAS
Carlos Proesamer, coordinador ad honórem de las Juntas Locales de Seguridad de la zona 10, refiere que el temor prevalece en el sector, debido al aumento de los hechos de violencia que han ocurrido en los últimos meses. «Está muerta la Zona Viva», dice.
Proesamer reconoce que además de la delincuencia común, la Zona Viva se encuentra amenazada por el crimen organizado, lo cual «tiene alterada a la población»
Para dar respuesta a la problemática, las Juntas Locales de Seguridad desarrollan el Plan Petate, una estrategia que involucra a civiles para participar en labores de prevención ante la delincuencia, que consiste en un sistema de alerta y transmisión de información a las autoridades frente a los hechos de violencia.
El plan ya ha dado muestras de ser efectivo, y podría fortalecerse con nuevos proyectos que los vecinos de la Zona Viva discuten actualmente con funcionarios del Ministerio de Gobernación.
Sin embargo, la labor de prevención y la participación de la ciudadanía en las labores de seguridad encuentran su límite cuando se trata de la participación del crimen organizado y narcotráfico, que cuenta con una mayor capacidad logística e impacto, en comparación con la delincuencia.
Por su lado, Nery Morales, portavoz del Ministerio de Gobernación, explica que en la zona 10 se desarrolla una mesa de trabajo, en la que participan los comerciantes del lugar, el comité de vecinos, el Viceministerio de Seguridad y la Municipalidad de Guatemala, la cual tiene el objetivo de hacer un cruce de información para que la PNC y la comuna «puedan cumplir con su trabajo» y se realicen operativos no solo en aspectos de seguridad, sino también para verificar que se cumpla con la legislación comercial.
De esa cuenta, el funcionario asegura que además de aumentar la presencia policial en el sector y realizar operativos, es necesaria la participación ciudadana para informar a las autoridades sobre los hechos ilícitos que se cometen en la Zona Viva.
Sobre las amenazas que sobrepasan la delincuencia, Morales explica que sucesos similares a los de la taquería de la zona 10 han ocurrido en Ciudad San Cristóbal y la zona 5, sin embargo éstos no han sido mediáticos.
«El tema del combate del crimen organizado es complejo. No estamos hablando de que las fuerzas pueden solas lograrlo. Acá es una cruzada nacional que debe darse entre sociedad, empresarios y Gobierno», refiere.
Incluso, refiere los legisladores que deberían aprobar leyes, como la Ley de Extinción de Dominio, «para que sea una herramienta más para el combate del crimen organizado» y se trabaje regionalmente para combatir este flagelo transnacional.
Vendedor de tarjetas para celular