«El hombre es un lobo para el hombre»
Hobbes
Esta semana se inició la presentación del informe de transparencia de la presidencia, vicepresidencia y ministerios. Claro que si nos llevamos por lo que indican podríamos pensar como el presidente Berger y decir que no pasa nada malo en este hermoso país, sino todo lo contrario.
Lamentablemente la realidad supera la fantasía y las películas de Hollywood se quedan cortas al compararlas con lo que aquí ocurre.
Luego de la salida del país del hombre de confianza del Ministro de Gobernación, Javier Figueroa, Berger expresó que volvería a media semana, pues sólo había ido a dejar a su familia. A esto, desde Costa Rica, a donde llegó transformado Figueroa agregó temer por la seguridad de su familia. Y qué razón tiene, si aquí nadie está seguro. Todos tenemos miedo de los criminales y más de las autoridades criminales.
¿Pero, será que Figueroa le dijo a Berger que retornaría pronto? O que las palabras no se le contienen en la boca.
Igual, al inicio de estos sucesos Berger declaró: «Este grupo esperaba un traslado de drogas y de dinero y, equivocada y lastimosamente, procedieron contra los muy dignos diputados salvadoreños y su chofer» (P. Libre) Lo que querría decir que si hubieran sido narcotraficantes, diputados o no, las torturas, descritas por el FBI a que estuvieron sometidos, y sus asesinatos ¿estarían siendo justificados por Berger? Sus declaraciones, como las del Ministro Vielmann y del director de la Policía Nacional Civil, Erwin Sperisen, son cada vez más confusas. Contradiciéndose entre sí. Lo que hace difícil creer lo que dicen.
Y sólo dejan ver que la muerte de los diputados salvadoreños, destapó la alcantarilla del Ministerio de Gobernación dejando salir toda la podredumbre en que se estaban moviendo sus funcionarios, de lo que el Presidente debía estar enterado, siendo como dice «sus hombres de confianza». Además de las obligaciones de su cargo.
Y por supuesto, al estar enterado de los asesinatos extrajudiciales cometidos por las fuerzas de seguridad, y permitirlos, o por no brindarles protección adecuada a las personas detenidas, o por permitir que sus hombres de confianza hagan lo que se les da la gana, válgale el nombrecito a su partido, es por lo que Guatemala, está siendo acusada ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Con lo que por supuesto no ganamos todos.
Y si además de lo comprobado por la Procuraduría de Derechos Humanos, relacionado a la matanza de los siete reos de Pavón, continúa protegiendo a sus hombres de confianza, sólo puede ser porque es cómplice, directo o indirecto, por acción u omisión.
Hecho que coloca a í“scar Rafael Berger Perdomo en la misma situación histórica de la que se acusa a Efraín Ríos Montt, Carlos Manuel Arana Osorio y Romeo Lucas: Violadores de derechos humanos, asesinos del pueblo. Aunque estos finalmente gobernaron durante un período de lucha guerrillera, lo que no los exime, pero Berger celebra con actos protocolarios y música los 10 años de la Firma de la Paz.
A esta serie de sucesos se suma ahora que dos profesionales universitarios con «un currículum académico y militar que evidencia su capacidad para verter análisis y puntos de vista objetivos en temas de seguridad» «deudores y perseguidos por casas de crédito» son colaboradores ad honórem de la PNC, (elPeriódico, 8.3.2007). Por lo que uniformados, armados y con poder acompañan a las autoridades a decidir por la vida o la muerte de reos y otros.
A la verdad, presidente Berger, no queremos que destituya a sus amigos, pero sí que se les investigue y juzgue, claro, no por nuestro Ministerio Público, a cargo de Juan Luis Florido otro de sus amigos, quien ha manifestado una super incapacidad para demostrar la culpabilidad de los culpables.
Aún así y ante esta «trama al estilo Hollywood» el Comisionado Presidencial de Turismo, puesto creado durante este gobierno para otra persona de su confianza, se atreve a decir que el gobierno de El Salvador y su presidente realizan una campaña negra contra nuestro país al pedir a sus connacionales que no viajen para acá por la inseguridad que impera. ¡Qué rostro mucha!