Que renuncie ílvarez


Pocas veces se puede decir con tanta propiedad que un funcionario está interpretando el sentir de la población como ahora que el magistrado César Barrientos ha demandado la renuncia del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, el en mala hora electo Eric ílvarez, quien en pocos meses se pintó de cuerpo entero no sólo cuando se llevó a su secretaria y asistente a un viaje a Brasil, sino que con sus ofensivas declaraciones relacionadas con todo el proceso de elección de Fiscal y el enfrentamiento estúpido que tuvo con Carlos Castresana por contradecir la afirmación de que la impunidad es un cáncer que está matando a Guatemala.


Barrientos pidió hoy formalmente la renuncia de ílvarez y merece que la sociedad le respalde plenamente porque honestamente no hemos tenido un caso tan patético de cinismo como el que ha caracterizado la gestión del actual presidente de la Corte. Y los ciudadanos guatemaltecos, que siempre nos estamos quejando de que nada se compone en el paí­s, debemos mostrar nuestro apoyo al licenciado Barrientos que ha tenido la dignidad de marcar un alto a los abusos y la arrogante prepotencia de quien se ha comportado de manera insolente en los meses que lleva ejerciendo el cargo. ílvarez debió renunciar desde el mismo momento en que se produjo el escándalo de su viaje a Brasil, pero ni se inmutó y, lejos de eso, contrató al papá de su acompañante como para demostrarle a todo mundo que a él las crí­ticas «le vienen del norte», como dicen otros funcionarios a los que también les resbala lo que piense la opinión pública. Creemos que tiene que haber una actitud que detenga el abuso de los funcionarios que se sienten dueños del poder y tenemos que demostrar los ciudadanos que tenemos la decisión y el poder para mandarlos de vuelta a su casa cuando se extralimitan y se creen superiores a la ley. No es fácil encontrar en la historia del paí­s a un individuo tan detestable, por todas las actitudes en las que ha mostrado su desprecio por la decencia, que este presidente del poder judicial. Y lo peor de todo es que su papel es fundamental para detener lalucha contra la impunidad y está demostrado su maridaje con los sectores más oscuros del paí­s, esos mismos que se empeñan en mantener secuestrado al sistema para evitar que se pueda aplicar correctamente la ley, especialmente contra los miembros del crimen organizado. Y nuestro reconocimiento a la hidalguí­a y el valor cí­vico del magistrado César Barrientos, quien está dando una lección al paí­s al asumir una polémica pero necesaria actitud para remover al en pésima hora electo magistrado y presidente de la Corte Suprema de Justicia.