¿Qué pasarí­a si se volara?


A más de mil kilómetros de donde se originó, la segunda erupción volcánica ocurrida en Islandia en un mes se hizo sentir en varias partes de Europa con el cierre de aeropuertos y la cancelación de vuelos.


Cientí­ficos y autoridades aeronáuticas continúan monitoreando la columna de cenizas volcánicas procedente de esa erupción que se desplaza hacia el sur.

La totalidad del espacio aéreo británico permanecerá cerrado al menos hasta el viernes por la mañana.

La columna de cenizas, compuesta de finas partí­culas de rocas, está en la atmósfera a una altura de 11 kilómetros.

«La nube de cenizas se está desplazando con el viento a grandes altitudes», dijo el doctor David Rothery, un vulcanólogo de la Universidad Abierta del Reino Unido.

«La mayor masa se encuentra sobre Escandinavia, pero también está sobre el Reino Unido y es probable que continúe hacia el sur sobre la totalidad de Gran Bretaña» para el final de la jornada», explicó.

La columna está a una altura en la que ni es visible desde tierra ni supone una amenaza para la salud, aunque sus efectos podrán apreciarse con una «espectacular puesta de sol roja» según Rothery.

La mayor preocupación es que la nube ponga en peligro el motor de los aviones.

El doctor Dougal Jerram, geólogo de la Universidad de Durham explicó: «Las erupciones que están cargadas de gas comienzan a ebullir y expandirse a medida que alcanzan la superficie».

Según Jerram, «esto resulta en erupciones explosivas que enví­an las finas cenizas a la atmósfera».

«Las cenizas pueden elevarse hasta tal altura que alcancen el espacio por el que circulan los aviones, como ocurrió en el caso de la erupción del volcán islandés».

Medidas de emergencia

«Las restricciones aéreas se han aplicado como corresponde», manifestó Rothery.

«Si las partí­culas de cenizas volcánicas llegan al motor de un avión se pueden ir acumulando y atascarlo, formando una capa vidriosa».

Efecto de la ceniza en el motor de un avión

En 1982, aviones de British Airways y Singapur Airways resultaron afectados cuando volaron a través de una nube de cenizas sobre Indonesia.

Los informes indican que la ceniza golpeó el parabrisas y obstruyó los motores, que sólo pudieron reiniciar cuando se solidificaron y partieron las cenizas derretidas.

Una aeronave de KLM tuvo una experiencia parecida en 1989 sobre Alaska.

Stewart John, de la Real Academia de Ingenierí­a y ex presidente de la Real Sociedad Aeronáutica, manifestó que las cenizas pueden causar grandes daños.

«Ese polvo es muy perjudicial», declaró a la BBC.»Es extremadamente fino y si llega a las turbinas del avión, bloquea todos los conductos de ventilación que son los encargados de permitir la entrada de aire frí­o».

«La temperatura a la que funcionan las turbinas puede alcanzar los 2.000 grados centí­grados y los metales no pueden soportarlo. El motor sencillamente se apaga».

Motores apagados

Nube de ceniza causada por el volcán islandés vista desde un helicóptero

El viento elevó la nube de ceniza hasta los 11 kilómetros, una altura por la que circulan los aviones

Eso fue exactamente lo que le ocurrió al vuelo de British Airways en 1982, explicó el doctor John. Cuando el avión salió de la nube, el piloto trató sin éxito de reiniciar los motores.

«Descendieron y descendieron hasta el punto de que la única salida parecí­a el amerizaje».

«Sin embargo, en el último minuto una turbina se encendió. Al poner una y otra vez el motor hacia arriba para limpiar los conductos de aire, el piloto logró sacar toda la ceniza».

Rothery explicó que como resultado de ese incidente, fueron cambiados los procedimientos de emergencia.

«Antes, cuando los motores comenzaban a fallar por la presencia de ceniza, el procedimiento consistí­a en incrementar la potencia de los motores. Esto tení­a un efecto contraproducente», dijo.

«Ahora, el piloto debe disminuir la potencia y perder altura para ponerse por debajo de la nube de ceniza lo más pronto posible. La entrada de aire frí­o y limpio es por lo general suficiente para limpiar la ceniza que pudo entrar y el hielo que pudo formarse en los motores».

«Incluso los parabrisas del avión podrí­an ensuciarse por completo, por lo que el avión debe ser aterrizado por instrumentos».

John concluye: «No sabemos cuánto tiempo dura esto».

«Es como un huracán -porque no puedes volar a través de él- y no puedes monitorearlo directamente, por lo que tenemos que apoyarnos en imágenes de satélite».