Cuesta creer lo que llega al conocimiento del mundo sobre lo que actualmente sucede en la república latinoamericana de VENEZUELA, que asombrará hasta al más retrógrado con respecto al embriagamiento de poder personal estatal que se le ha concedido a su presidente, sin asomo alguno de democracia, ni de convivencia pacífica, como tampoco de desarrollismo en este continente.
Venezuela hasta hace unos años, ha sido un país de admiración por su resurgimiento histórico, república que fue del ideal del libertador Simón Bolívar, ahora convertida, por un golpista en un país temerario en el concierto de las demás naciones del mundo realista, con un gobierno de estilo totalitario, dictatorial, militarista y chauvinista de Hugo Chávez que se creían ya extinguidos.
¿Qué ha obnubilado la mente de los venezolanos? Antes tan valientes para lograr su superación, ahora subyugados y enganchados como esclavos al carromato del triunfalismo prepotente de su actual mandatario absoluto, sobre el poder del pueblo y la dignidad de los otros poderes del Estado.
¡Vaya! No darse cuenta del colapso ya sufrido en el tiempo, de las ideas del izquierdismo marxista que antes alimentaba guerrillas y regresismo que es como vivir en el pasado, ahora estimulado por el siempre falsamente movimiento populista como el de Hugo Chávez, que es como estar «de día tropezando con tinieblas, y a mediodía a tientas como de noche», que se le ha entregado todo, todos los poderes del pueblo que debe ser siempre libre y democrático, y no darlo al duro puño y dedo siempre acusador de Chávez, quién también pretende contaminar con iguales tinieblas de falso nacionalismo, a otros países del continente.
Sólo queda desear al pueblo venezolano, que las mayorías recuperen la conciencia de su situación en la que se le ha hundido, y vuelva por los caminos del gran Bolívar para marcar mejores derroteros.