Ayer por la mañana me enteré de la muerte de Leonardo Favio, lo lamenté inmediatamente, pero como fue despuntando la mañana, fui haciendo conciencia del significado del fallecimiento de este enorme cantante, pero que no se quedó ahí, se convirtió en un insigne cineasta con premios impresionantes en su haber a partir de diferentes desarrollos cinematográficos.
Yo me quedé con el cantante y hoy no puedo más que mencionar que Leonardo Favio me acompañó durante un buen período de la adolescencia y la juventud, con aquellas canciones románticas, de corazones rotos y nostálgicas por demás, que incluso hoy constituyen referentes musicales a los cuales se acude y que se disfruta plenamente, por su contenido, por su pasado, por sus recuerdos.
Y los recuerdos caminaron rápidamente hasta aquellos días de lluvia en donde a pesar de la misma, se esperaba a la novia, deseando que saliera para poder verla y platicar en trayectos mínimos para acompañarla a comprar el pan, las tortillas o cualquier otro “mandado”, que permitiera nuestra compañía y ella salía también a la calle en la búsqueda de encontrarlo a uno y la canción de Hoy corté una flor y llovía y llovía, se antoja y se hace más cristalina en aquellos días.
Las memorias continuaron y me llevaron a aquellas reuniones en las esquinas de la colonia, en donde nuestro guitarrista principal: Víctor Hugo Ruiz de la Rosa, nos acompañaba a un grupo de amigos y entonábamos todas las canciones de la época, que iban saliendo fácilmente, fluían con el pasar del tiempo y cada uno aportaba la que más le gustaba y así íbamos tejiendo un auténtico mosaico musical, acompañado de bromas, risas y charadas, que sólo se veían interrumpidas por la solicitud de algún vecino cercano para que bajáramos el ruido y la música.
Se recuerdan muchá de esas inolvidables veladas Sergio “el Pollo” Figueroa; Carlos “la Leona” Figueroa; Romeo “la Ardilla” Carías; Víctor Hugo “el Muerto” Ruiz de la Rosa; Hugo “el Diablo” Mejía; Miguel “la Pepa” Mejía; Raúl “el Viejo” Alvarado; Carlos “Chelí” López; Jorge “Jicho” Asturias; Tono “Queso” Donis, Luis “el Negro” Narciso; Tulio “Hawaii” Valdez; Julio Sical y seguramente otro montón que ahora pierdo en la memoria. Momentos sanos, espacios de diversión, disfrutando únicamente de cantar, por supuesto la compañía de Leonardo Favio, nos daba para decir: Ella/Ella ya me olvidó/yo, yo la recuerdo ahora/era/como la primavera/su voz perdida en beso/su anochecido pelo.
Y vaya si no Leonardo Favio nos brindaba la nostalgia y la inspiración para aquellos momentos de corazones rotos o ansiosos para cantar: Hoy la vi/fue casualidad/yo estaba en el bar/la miré al pasar/yo le sonreí y le quise hablar/me dijo que no/que otra vez será y seguir con el estribillo que otra vez será/otra vez será/tierno amanecer/sé que nunca más. Y seguía: cómo olvidar su pelo/cómo olvidar su aroma/si aún conservo en mis labios/el sabor de su boca/.
El tiempo ha pasado, pero en la actualidad, cuando ha existido la oportunidad de recordar estas viejas y nostálgicas canciones que Leonardo Favio nos legó para la eternidad, nos enfrascamos en cantar a todo pulmón estas canciones y me gusta aún más cuando veo a mis hijos entonarlas conmigo o solos ellos un montón de canciones de mi época, como la continuación de un legado musical que amplía su espectro y cultura musical, con el gusto de padre de verlos comprometidos con canciones profundas y sentidas que significan una época. Una vez me encontré a Sofía Alejandra cantando a todo pulmón It´s magic de Pilot, una canción de 1971; otra vez a mi hijo el Bebeto, cantando American Pie de Don McLean y una vez también tomando un café con mis hijas en el Centro Histórico, había un guitarrista afuera del local y cantaba canciones de los setenta y Lucía Gabriela mi hija ¡¡¡¡las cantaba todas!!!!
Por todo ello, una sentida despedida para Leonardo Favio que nos heredó en vida y para siempre todas sus pegajosas canciones, hoy quisiera decirle a este fantástico cantante, activista social y cineasta: “Que otra vez será”, pero lamentablemente, “…sé que nunca más”.