¿Qué ocurre en el Ministerio de Educación?


«En Guatemala la impunidad está protegida por el Estado»

Edith González

Cuatro años atrás, cuando siendo funcionaria del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, la ingeniera Marí­a del Carmen Aceña, hoy ministra de Educación, hablaba a los guatemaltecos desde su columna de opinión en un diario matutino, realizaba planteamientos para lograr un mejor paí­s, con una más y mejor educación para todos.

Hoy cuando la ingeniera lleva poco más de tres años en la cartera de Educación, los guatemaltecos nos preguntamos ¿y qué pasó con esas fabulosas ideas para transformar el paí­s? Pese a que ahora la escuchamos en las radio emisoras decir que desde el Ministerio de Educación se trabaja por más y mejor educación.

Muchas cosas han pasado desde su inicio como funcionaria del gobierno de Berger y una de las más significativas, quizás sea el que continúe al mando del Ministerio, con la venia presidencial, pese a haber recibido el rechazo del Congreso de la República y de buena parte de la población.

Cuando ello ocurrió, consideramos que aún tení­a una carta que jugar para sacar adelante su gestión.

Sin embargo, el tiempo pasa y sólo observamos como su imagen de funcionaria se deteriora y pierde credibilidad y de su gestión poco queda.

Los guatemaltecos recordamos su campaña publicitaria del lápiz, y su campaña publicitaria para recolectar nuestro vuelto a través de diferentes comercios.

También recordamos su deseo por aumentar un año a la carrera magisterial, y por supuesto la obligatoriedad a la que son sometidos los estudiantes de tercero básico y los graduandos para realizar una evaluación en áreas de matemáticas e idioma español, para poder recibir su tí­tulo o diploma correspondiente Decisión, esta última, que inicialmente nos pareció un acierto para mejorar la educación. Considerando que luego de las pruebas los escolares recibirí­an sus resultados junto con un programa a desarrollar para perfeccionar las áreas en las que requirieran mejorar. Según dictan los programas expertos en evaluación.

Pero al no ocurrir esto, consideramos que de nada sirve realizar una evaluación, sólo para mostrar lo que ya conocemos: Los estudiantes salen mal preparados del sistema educativo nacional, para ingresar a la universidad y para enfrentarse la vida.

Para escuchar decir lo que ya sabemos no es necesario realizar esa inversión millonaria anualmente.

Sin embargo, esta decisión de obligatoriedad a la evaluación cobra gran importancia, cuando este gobierno se opone a ser evaluado en su aspecto educativo, haciendo más significativo el descalabro en que se encuentra actualmente, al permitirse rechazar recibir al señor Vernon Muñoz, relator de las Naciones Unidas para derechos de la educación lo que representa una prueba máxima de que algo no funciona bien.

El señor Muñoz deberí­a realizar una evaluación del sistema educativo y emitir una opinión, la que seguramente serí­a contraria a lo que la publicidad pagada con el dinero destinado a la educación nos dice, tal y como ha ocurrido con los anteriores relatores, quienes no expresaron precisamente lo que el equipo de gobierno hubiera querido escuchar.

Si a esto sumamos el rechazo que ahora la ministra Aceña hace de los acuerdos llegados entre el Presidente de la República y el dirigente magisterial Joviel Acevedo. Es de preguntarnos ¿quién nos está gobernando? Lo que le da cuerda al dirigente para continuar realizando protestas agregando a sus peticiones la aceptación del relator Vernon Muñoz, a la que por supuesto nos unimos.