Las palabras de éste encabezado eran el «slogan» de un radioperiódico de un amigo de infancia, ya fallecido por levantar mucho el codo.
Esto sale a cuento ante lo descrito de la presencia sorpresiva del presidente Colom en una comisaría de la PNC, en donde sorprendió, se dice, a varios agentes durmiendo, pues fue de mañana (y además) se enteró de varias carencias».
A propósito, recuerdo que una vez cuando era reportero de Guatemala Flash y de Nuestro Diario, (el antiguo), fuimos invitados para acompañar al entonces Ministro de Salud a una visita el Hospital General San Juan de Dios. Pues bien, en la primera parte visitada todo estaba más limpio y reluciente que el oro, pero entonces se me ocurrió decirle al ministro que visitáramos la parte trasera, la que da a la Avenida Elena, la otra cara del nosocomio. Escuso decir que el director me lanzó una mirada de basilisco supergigante.
Esa parte era un desastre, un volcán de botellas de vidrio rotas, de sueros, no había en esos días de plástico, un amontonamiento de chatarra proveniente de camas y sillas oxidadas, pacientes durmiendo en el piso (que no nivel), un desastre. El ministro le dijo al director de ese centro de salud que por qué no le había informado de esa situación y le ordenó que hiciera un estudio de las necesidades y costos, y agregó:» ese informe lo quiero en mi despacho ahora que regrese al Palacio Nacional».
Semanas más adelante hicimos otra visita a ese lugar, ¡qué diferencia! El director me vio con ojos angélicos, por poco me da un asfixiante abrazo de oso y me come a besos; me agradeció esa «ocurrencia».
Hay un dicho que dice: «a ojo del amo engorda el ganado», pero en el caso presente de la sorpresivas visitas presidenciales y vicepresidenciales, se ajusta más lo expresado arriba de: «que no le digan, que no lo cuenten, porque a lo mejor le mienten».
íTEM MíS: Los encuestadores y vendedores autorizados, debieran llevar un carné legal al cuello que los acredite.