En los dos años y medio que el presidente Colom lleva de gobernar le ha estado afectando su garrafal y primer error al no haber sabido (o podido) conjuntar un buen equipo de trabajo, lo que se ha venido traduciendo en errores constantes tanto de conceptos como de realizaciones, al punto que cada vez que habla se traslucen sus improvisaciones o desconocimientos, lo que finalmente le causa perjuicios, saliendo también afectado el pueblo, porque en primera línea paga las consecuencias. Un ejemplo de esto es cuando aseguró que el recorte de 200 millones de quetzales al presupuesto del Ministerio de Gobernación «no era dinero sino espacio presupuestario». ¿Ninguno de sus colaboradores pudo orientarlo en el sentido que el término «presupuesto del Estado» significa un cálculo anticipado, ya sea de gastos como de ingresos, que de conformidad con la ley se discute y se aprueba por los representantes del pueblo en el Organismo Legislativo?
¡Claro que no es dinero en efectivo! Pero sí un compromiso asumido y por lo tanto debe cumplirlo. Estoy de acuerdo con quienes dicen que un presidente no tiene la obligación de saberlo todo, tampoco los médicos, abogados u otro profesional, pero ello no es obstáculo para dejar asesorarse adecuadamente antes de hablar o comentar cualquiera fuera el tema que no domina, evitando así que se detecte fácilmente un desatino o falta de preparación, porque a la postre lo que se trae al suelo es la credibilidad y confianza del gobierno entero. Pero como dice el refrán popular: «no hay mal que por bien no venga» por lo que errores como estos, bien podrían ser útiles para que tantas entidades o personas bien capacitadas pudieran orientarlo para el mejor ejercicio de sus funciones, siempre y cuando él lo permitiera.
Algo más ha quedado evidente durante estos últimos dos años y medio de gobierno, como es que los encargados, asesores o colaboradores del Presidente en el área de comunicación social se sigan comportando como obedientes y no deliberantes, lo que provoca que el ingeniero Colom diga lo que primero se le viene a la cabeza, sin meditar, mucho menos razonar adecuadamente los conceptos, como cuando dijo que detrás de tanto atentado criminal en el país «hay un jefe, quien a su vez estaría detrás de otro jefe grueso». Esto provocó que muchos ciudadanos se quedaran pensando que si esa era la clase de «inteligencia» que utilizó en su campaña electoral para prometer combatir eficazmente a la delincuencia ¡ahora estamos peor todavía! Porque si van a seguir usando de base los chismes, rumores o «fumadas» para desarrollar sus actividades de planificación, control, prevención y combate a la delincuencia ¡definitivamente estamos amolados! Ya que, en vez de mejorar ¡vamos a seguir como el cangrejo! ¿Alguien lo duda?, ¿entonces por qué seguimos con el marasmo de la indiferencia?