¿QUE HICIMOS POR LOS DEMAS?


César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Cuando a cada uno de nosotros nos llegue el momento de estar frente a Dios para rendir cuenta de nuestros actos, El seguramente no nos preguntará:

¿Fuiste famoso en la vida?

¿A cuántas fiestas asististe?

¿Tení­as muchs automóviles?

¿Caminabas siempre bien vestido y a la moda?

¿Qué tan grande era tu cuenta bancaria?

No . . . por supuesto. El preguntará:

¿Quí§e dichiste por tus semejantes?

¿Ayudaste al necesitado en su hora difí­cil a encontrar alimento, ropa y albergue?

¿Llevaste tu afecto a aquél pobre aflgiido y enfermo?

¿Ofreciste tu mano a aquél hermano tuyo hundido en el vicio y el pecado?

¿Fuiste capaz de desprenderte de aquello que otro necesitaba más que tu?

EL cumplimiento de estos mandatos en la tierra debe constituir nuestro tesoro y patrimonio en la vida y más allá, porque lo demás, tengámoslo por seguro, no tiene ningún valor a los ojos de Dios.

La vida no se mide por el tiempo que ha pasado, sino por el uso que se le ha dado.